Ictus: importancia del factor tiempo

Ictus: importancia del factor tiempo

Fecha de publicación: 30-03-2021

Actualizado en: 01-03-2023

Asunto: Neurología

Tiempo estimado de lectura: 1 min

Nuestro experto del Policlínico San Marco explica cómo reconocer un ictus isquémico, qué terapias existen y por qué es importante una respuesta rápida

3-4 horas desde el inicio de los síntomas: este es el plazo en el que una persona con un ictus isquémico (trombótico o embólico) debe recibir asistencia médica. De este modo, se puede reducir la mortalidad y desactivar las consecuencias que puede acarrear esta patología.

También existe un porcentaje de los llamados ictus hemorrágicos, que aparecen por la rotura de un vaso cerebral provocada por una crisis hipertensiva o por la rotura de una malformación, etc. Desgraciadamente, para este tipo de ictus (que no supera el 10-15% de todos los casos) todavía no existe una terapia 100% eficaz.

Aquí hablaremos del ictus isquémico para el que es fundamental reconocer los síntomas y no subestimarlos. Hablaremos de ello con el Dr. Massimo Camerlingo, jefe de la unidad de neurología y de la unidad de ictus del Policlínico San Marco.

Significado de la palabra "ictus"

"Ictus", en latín, significa literalmente "golpear". Caracteriza bien la patología, porque su aparición es repentina, sin signos de alerta.

Después de las cardiopatías isquémicas y los tumores, el ictus es la tercera causa de muerte en Italia. En Italia afecta a unas 120.000 - 140.000 personas cada año (alrededor de 2,2-2,4 por cada mil habitantes), con una mayor incidencia entre los hombres y después de los 55 años.

Pero también hay buenas noticias. En los últimos años, gracias a la mejora de la eficacia de las estrategias de prevención y a la mejora de la terapia, se ha producido una reducción del número de casos de ictus y de hospitalizaciones, seguida de una disminución de la tasa de mortalidad.

Qué es un ictus

Explica el Dr. Camerlingo:

"El ictus (o insuficiencia cerebrovascular) es una patología neurológica que interrumpe temporalmente el flujo de sangre al cerebro. Un ictus se produce cuando uno de los vasos arteriales que irrigan el cerebro se bloquea por un coágulo (o trombo) o se estrecha.

Es algo parecido a lo que ocurre durante un infarto. En la base de la obstrucción se forma una placa aterosclerótica, una acumulación de grasas (en particular LDL, el "colesterol malo") en las paredes de los vasos. La placa puede romperse con el tiempo o provocar un estrechamiento del vaso y, por tanto, un menor flujo sanguíneo.

Si la placa se secuestra, las grasas que la componen entran en el sistema circulatorio en forma de fragmentos (émbolos) y pueden obstruir uno o varios vasos cerebrales. En estos casos, aproximadamente el 80% de los casos de ictus, se trata de un ictus isquémico.

También existe otra forma de ictus, llamado hemorrágico. Se produce por la rotura de una arteria cerebral dañada.

En ambos casos, como la sangre, el oxígeno y los nutrientes dejan de llegar al cerebro, las células de la zona cerebral implicada mueren y provocan daños en el tejido cerebral. A su vez, el daño tisular conduce a la pérdida de las funciones neurológicas controladas por esa zona: movimiento, lenguaje, vista, oído, equilibrio, etc.

Cuanto más rápido se actúe llamando a una ambulancia y más rápido llegue el paciente a un hospital con una Unidad de Ictus, menos daño se producirá, evitando probablemente la muerte y limitando la discapacidad".

Síntomas

Los síntomas principales, que aparecen repentinamente, son:

  • paresia / parálisis facial central;
  • déficit motor de uno o ambos miembros (brazos o piernas) de un lado del cuerpo, con reducción de la motilidad unilateral;
  • dificultad para hablar y articular palabras sin aflojar (afasia);
  • dificultad para ver lo que ocurre a un lado de la línea media vertical (hemianopía).

Estos síntomas pueden ir acompañados de dolor de cabeza, náuseas o vómitos y mareos.

Método FAST para reconocer los signos de un ictus

Para facilitar el reconocimiento de la patología, los estadounidenses utilizan el acrónimo FAST, que llama la atención sobre algunas pruebas sencillas que debe realizar una persona sospechosa de sufrir un ictus:

  • F - face (cara): se pide a la persona que sonría o sople, para comprobar la presencia de una paresia facial;
  • A - arms (brazos): se pide a la persona que levante un brazo cada vez;
  • S - speech (habla), es decir, lenguaje: se pide a la persona que repita o elabore una frase sencilla;
  • T - time (tiempo): si uno de estos síntomas está presente, hay que pedir ayuda lo antes posible.

 

Factores de riesgo

Los factores de riesgo del ictus son los mismos que los de las enfermedades del sistema cardiovascular, incluido el infarto de miocardio:

  • obesidad y sobrepeso;
  • estilo de vida sedentario;
  • alcohol;
  • tabaquismo;
  • sustancias estupefacientes;
  • hipertensión;
  • hipercolesterolemia (es decir, niveles elevados de LDL, colesterol malo, y triglicéridos en la sangre)
  • diabetes;
  • enfermedades cardiovasculares asociadas, en particular la fibrilación auricular.

 

Prevención de un ictus

Hoy en día existen estrategias y tratamientos eficaces tanto en la prevención del primer ictus, la prevención primaria, como en la reducción del riesgo de recaídas, la prevención secundaria.

Prevención primaria

"La mejor prevención del ictus es mantener un peso adecuado, seguir una dieta sana y equilibrada no demasiado rica en grasas, evitar el tabaco, limitar el consumo de alcohol al mínimo.

En caso de diabetes e hipertensión, o de otras enfermedades cardiovasculares y del corazón, como la fibrilación auricular, es importante mantenerlas bajo control tanto con un estilo de vida adecuado como tomando los medicamentos indicados por el médico.

Hipertensión, en particular, es el principal factor de riesgo. Numerosos estudios han demostrado que el tratamiento de esta patología reduce significativamente el riesgo de sufrir un ictus.

Otro factor de riesgo importante es la dislipidemia, es decir, una cantidad anormal de lípidos (por ejemplo, triglicéridos, colesterol y/o fosfolípidos grasos) en la sangre", explica el médico.

Prevención secundaria

El Dr. Camerlingo observa:

"En cuanto a la prevención secundaria, además de lo aconsejado para la prevención primaria, es ventajoso tratar a las personas con fármacos antiplaquetarios (a menos que se trate de fibrilación auricular). Estos fármacos reducen la probabilidad de recaída en el ictus en un 20%.

Si se detecta una obstrucción arterial aguda en un paciente con ictus (reducción del diámetro del lumen en más del 70%), puede ser necesaria una endarterectomía. La endarterectomía es una intervención que consiste en la eliminación de la placa aterosclerótica que ocluye o estrecha la luz del vaso.

De este modo, se restablece el flujo sanguíneo al cerebro. Sin embargo, esta operación no está exenta de riesgos. Debe reservarse a cirujanos expertos y realizarse cuando se hayan producido síntomas cerebrales".

Tratamiento

Hasta hace poco, no había cura. Pero hoy ya no es así, como explica nuestro experto:

"El ictus isquémico es una urgencia que se trata mediante la administración de fármacos que tienen como objetivo disolver el trombo responsable de la obstrucción del flujo sanguíneo y evitar la formación de otros que puedan provocar un segundo ictus poco después. Este procedimiento se denomina trombólisis.

La administración de fármacos trombolíticos a través de una vena del brazo o directamente en una arteria cerebral, puede recanalizar un vaso obstruido y, en consecuencia, reducir los riesgos de mortalidad y discapacidad causados por un ictus. Es el mismo tipo de tratamiento para salvar vidas que se utiliza para un ataque al corazón.

Desgraciadamente, para que esta terapia sea eficaz debe iniciarse en las tres horas siguientes al inicio de los síntomas. Por eso se necesita un equipo de médicos experimentado y unido, capaz de reconocer rápidamente los síntomas de un ictus isquémico agudo y con experiencia en las modalidades de terapia".

El equipo debe incluir un neurólogo, un médico de urgencias y un radiólogo. Es esencial realizar al menos una TC cerebral antes de la terapia, para excluir otras causas. Además, estos médicos deben contar con la ayuda de un médico de familia para avanzar en el diagnóstico. También es necesario que el paciente sea seguido en una Unidad de Ictus.

Trombectomía

"Para algunos pacientes y en unos pocos centros especializados y equipados, puede estar indicado realizar una trombectomía. Una trombectomía es una intervención que actúa directamente en el interior de la arteria obstruida.

A través de una arteria femoral o una arteria del brazo, con un microcatéter arterial, el cirujano llega al interior del cerebro. La intervención es similar a lo que ocurre en la enfermedad coronaria aguda.

Será el primer equipo que acoja al paciente el que decida cuándo realizar esta intervención, que por ahora no tiene indicación de uso masivo".

Rehabilitación tras el ictus isquémico

El Dr. Camerlingo concluye:

"Tras la fase de emergencia, el paciente debe seguir un proceso de rehabilitación para que pueda recuperar las funciones perdidas en la medida de lo posible. Esto puede ser una:

  • rehabilitación del habla, si las áreas del cerebro afectadas son las que controlan las habilidades lingüísticas;
  • rehabilitación fisioterapéutica, si se han dañado los procesos motores.

Estos procedimientos ayudaron a más del 40% de las personas comprometidas por un ictus isquémico cerebral, si se realizaban rápidamente. Por tanto, debemos concluir como empezamos: el factor de tiempo es crucial para salvar el cerebro".

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