Síntomas y tratamiento del síndrome de las piernas inquietas

“El principal síntoma de este síndrome es la fuerte necesidad de mover las piernas, necesidad que puede llegar a ser incontrolable. Los síntomas aparecen o se intensifican cuando la persona está en reposo, principalmente durante la noche. Esto hace que la gran mayoría de las personas que padecen este síndrome tengan dificultades para mantener el sueño debido a la necesidad de mover las piernas.

El grado de tolerancia de estos síntomas varía de una persona a otra y del nivel de gravedad, pero pueden llegar a ser insoportables e interferir en la vida cotidiana", explica el Dr. Bassi. "De hecho, la privación crónica de sueño afecta negativamente a la capacidad de concentración durante el día, a la participación en actividades sociales y puede favorecer la depresión del estado de ánimo”. 

“Aún no se han identificado bien las causas de este síndrome, pero se cree que la predisposición genética puede desempeñar un papel fundamental. Suele afectar a personas de la misma familia, en cuyo caso se denomina síndrome primario.

Si, por el contrario, la sintomatología está causada por otro trastorno concomitante, entonces se denomina síndrome secundario; si, por el contrario, no hay antecedentes familiares positivos ni otras enfermedades o afecciones relacionadas, entonces se denomina idiopático”, precisa el especialista.

Desde un punto de vista bioquímico, el síndrome de las piernas inquietas está relacionado con una disminución de la disponibilidad de dopamina, que es un neurotransmisor fundamental del Sistema Nervioso Central”. 

También hay ciertas afecciones que pueden estar relacionadas con la aparición de los síntomas del síndrome de las piernas inquietas, como:

• anemia y carencia de hierro en la sangre;
• insuficiencia renal;
• neuropatía periférica crónica con sufrimiento de los nervios periféricos;
• embarazo, especialmente en el último trimestre.

El síndrome de las piernas inquietas es diagnosticado por el especialista basándose en la descripción de las sensaciones experimentadas por el paciente, tras un análisis de sangre para comprobar si hay anemia o carencia de hierro y, posiblemente, un examen del sueño.

“Los objetivos de la terapia son:

• reducir o eliminar los síntomas;
• mejorar la función diurna, el sueño y la calidad de vida.

La elección del tratamiento depende de varios factores, como la gravedad de la enfermedad, la edad del paciente y las comorbilidades. La buena noticia es que el síndrome de las piernas inquietas es una enfermedad tratable que suele responder bien al tratamiento farmacológico", prosigue el especialista.

En casos de síntomas leves y poco frecuentes, no asociados a otras enfermedades, se sugiere intervenir principalmente en el estilo de vida. Entre los consejos cabe destacar los siguientes:

• mantener un buen hábito de sueño;
• reducir o mejor eliminar el consumo de tabaco;
• reducir el consumo de alcohol;
• hacer ejercicio moderado y regular;
• seguir una dieta adecuada.

En general, los síntomas se alivian con el movimiento de las extremidades afectadas", prosigue el Dr. Bassi.

Terapia farmacológica

Sin embargo, en los casos en que el trastorno es incapacitante, tras un examen neurológico, el especialista puede decidir intervenir farmacológicamente mediante el uso en primer lugar de: 

• fármacos dopaminérgicos: aumentan la dopamina disponible en el SNC);
• fármacos tranquilizantes: mejoran los trastornos del sueño asociados al síndrome de las piernas inquietas y se toman a la hora de acostarse.

En general, es esencial proceder con cautela para encontrar el medicamento y la dosis más adecuados a las necesidades de cada paciente, ya que no existe un tratamiento universal", concluye el Dr. Bassi.