Síndrome de Burnout: qué es y cómo prevenirlo

Síndrome de Burnout: qué es y cómo prevenirlo

Fecha de publicación: 14-03-2021

Actualizado en: 01-03-2023

Asunto: Salud mental

Tiempo estimado de lectura: 1 min

Los casos de agotamiento emocional han aumentado durante la pandemia, especialmente entre los trabajadores a distancia. Estos son sus síntomas y cómo prevenir el desarrollo del síndrome

La emergencia sanitaria COVID-19 ha obligado a muchos de nosotros a cambiar sus hábitos y formas de trabajo. En particular, muchos han empezado a trabajar desde casa. Hasta hace unos meses era una palabra de nicho que de repente se ha generalizado.

Literalmente "trabajo ágil", con el paso de los meses el trabajo a distancia ha pasado de ser una ambición idílica de muchos a una condición difícil de gestionar. Se convirtió en un factor de riesgo para el síndrome de burnout, que también se llama agotamiento.

Hablamos de ello con la Dra. Marta Colombo, psicóloga del Policlínico San Marco, donde un Servicio de Psicología Clínica ofrece ayuda cualificada en la gestión de este tipo de dificultades.

¿Qué significa "burnout"?

El término burnout se utilizó por primera vez en los años 70 en referencia a las llamadas profesiones de ayuda, es decir, enfermeras, médicos, profesores, trabajadores sociales, cuidadores de niños, policías y bomberos. Estas profesiones, por su naturaleza, se identificaron inicialmente como las más expuestas a estados frecuentes de emociones intensas.

Desde entonces, sin embargo, el concepto de burnout se ha extendido a todos los ámbitos laborales en los que existen fuertes condiciones de tensión y presión.

El síndrome de burnout

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el burnout como un fenómeno laboral debido a un estrés crónico mal gestionado. En 2019 fue reconocido como un síndrome. El burnout está, por tanto, vinculado a un estado de estrés prolongado.

El estrés es un estado fisiológico del organismo. El estrés saludable se define como eustrés, o la condición que ayuda a la persona a movilizar sus recursos para resolver un problema. Sin embargo, si una situación de tensión se prolonga en el tiempo, corre el riesgo de convertirse en distrés, lo que conduce a un agotamiento de los recursos del individuo, tal como nos ha ocurrido a muchos de nosotros en los últimos meses de trabajo a distancia debido al COVID-19.

Burnout por el trabajo a distancia

Si en condiciones normales el burnout está generalmente ligado a la percepción de un desequilibrio entre las exigencias y necesidades profesionales y los recursos disponibles, hoy en día hay dos factores que influyen en el fenómeno del burnout del trabajo a distancia:

  • incapacidad o imposibilidad de desconectar del trabajo;
  • incapacidad o imposibilidad de tener un horario de trabajo preciso, como en la oficina.

En otras palabras, la imposibilidad de desconectar conservando un espacio personal.

Como una bombilla que nunca se apaga, una persona a largo plazo puede sufrir una especie de agotamiento, debido a que la inversión de energía y recursos es demasiado alta.

Las cifras hablan por sí solas: según una investigación reciente, la jornada laboral media en remoto dura entre 1 y 3 horas más. Se celebran más reuniones (obviamente en modo virtual), también se puede contactar con el trabajador fuera del horario laboral, contestando al teléfono o simplemente enviando correos electrónicos.

El resultado: 2 de cada 3 trabajadores, es decir, el 69%, sufren de burnout, un 20% más que en los meses anteriores al cierre.

Factores de riesgo

En la aparición del síndrome de burnout hay varios factores que pueden jugar un papel importante y, por tanto, exponerle a un mayor riesgo, como son:

  • factores sociales y personales (nivel socioeconómico, estilo de vida, apoyo de la familia o de los amigos, capacidad de tolerar el estrés, etc.)
  • factores relacionados con el tipo de trabajo (actividades con un alto índice de relaciones, como hospitales, escuelas, etc.)
  • factores organizativos (salarios bajos, condiciones ambientales desfavorables, turnos estresantes, rutinas burocráticas, etc.).

 

Señales que no se deben subestimar

Los primeros síntomas, a menudo subestimados, son:

  • insomnio;
  • dolor de cabeza;
  • dolor de estómago;
  • dificultad para recuperar energía.

Progresivamente se manifiestan como:

  • agotamiento físico y mental, que consiste en la sensación de sentirse agotado y sin energía;
  • poco interés por las cuestiones relacionadas con el trabajo;
  • sensación de inadecuación personal.

La persona afectada por el burnout también puede manifestar síntomas como inquietud, cansancio, apatía, nerviosismo, taquicardia, náuseas, depresión, culpabilidad, sentimiento de fracaso, ira, indiferencia, negativismo, aislamiento, cinismo.

Un proceso paso a paso

El síndrome de burnout casi nunca se manifiesta de forma repentina, sino que pasa por una serie de fases, en las que las tres características principales (a saber, reducción de las energías psicofísicas, disminución del interés y la motivación hacia el trabajo, descenso del rendimiento profesional), que se acentúan gradualmente.

En concreto, existen 4 fases del burnout:

  • fase de entusiasmo idealista, en la que una persona está fuertemente motivada para trabajar.
  • fase de estancamiento, en la que la persona sigue trabajando, pero se da cuenta de que el trabajo no satisface completamente sus necesidades.
  • fase de frustración, en la que la persona empieza a creer que ya no es capaz de ayudar a los demás.
  • fase de desvinculación, en la que una persona puede pensar en dejar su trabajo o dejar de invertir.

 

Cómo reducir el riesgo de burnout

Para evitar el riesgo de burnout, es importante seguir unas reglas, en particular:

  • organizar y definir el horario de trabajo: establecer el inicio y el final de la jornada laboral, calculando un espacio adecuado para la pausa del almuerzo. Antes y después del horario de trabajo, no debe responder al teléfono móvil, mirar o escribir correos electrónicos, utilizar el PC y los dispositivos que utiliza para trabajar;
  • establecer objetivos razonables, sin esperar demasiado de si mismo;
  • definir una lista de prioridades entre los trabajos y proyectos a realizar;
  • trabajar en un entorno o espacio definido, de modo que también pueda cambiar de lugar antes y después del horario de trabajo;
  • no olvidarse de salir y tomarse un tiempo para cambiar de aires y respirar. Dedicar también unos minutos a la actividad física, preferiblemente al aire libre;
  • sacar tiempo para descansar y dedicarse a sus actividades y aficiones favoritas.

Además, si reconoce algunos síntomas de burnout, no debe dudar en comentarlo primero con sus colegas, que pueden estar pasando por las mismas dificultades, o con el empresario. Si el malestar aumenta o persiste, es mejor ponerse en contacto con un especialista, como un psicólogo, para que le ayude.

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