¿Qué significa "dismorfofobia"?

La selfie-dismorfofobia es un comportamiento que lleva a modificar la propia imagen con filtros y aplicaciones, mejorándola, hasta el punto de convertirse en adicto al retoque fotográfico, sin reconocer y aceptar ya la propia forma natural de ser.

La tendencia a solicitar operaciones para mejorar el propio aspecto, tanto en cirugía como en medicina estética, basándose en la propia imagen modificada a través de los filtros que ofrecen las redes sociales, es una petición cada vez más frecuente de los jóvenes al cirujano plástico, según destaca la Academia Americana de Cirugía Plástica Facial y Reconstructiva.

El fenómeno, que afecta principalmente a un amplio segmento de menores de 25 años, está especialmente extendido entre los adolescentes (15/18 años), que también empiezan a utilizar las redes sociales para compartir fotos de sí mismos.

Los adolescentes, de hecho, viven un periodo de tiempo en el que su cuerpo empieza a cambiar, convirtiéndose en adultos, y al mismo tiempo se produce un importante crecimiento personal, cognitivo y emocional que implica el desarrollo de la identidad y la adquisición de autonomía. Estas metamorfosis, en particular el crecimiento corporal, son a veces tan repentinas que los afectados tienen dificultades para aceptarse y reconocerse.

Hay que subrayar que las dificultades relativas a la aceptación de los cambios corporales en la adolescencia son absolutamente fisiológicas, sin embargo, para algunos adolescentes las dificultades de aceptación se convierten en una verdadera obsesión y de ahí a veces la necesidad de utilizar una serie de estrategias y correcciones de su propia imagen que les permitan presentarse de una manera agradable a los demás, con el fin de ser socialmente aceptables y aceptados.

Una de las posibles causas de la dismorfofobia, que es una patología compleja de origen multifactorial, es la presencia de jóvenes en las redes sociales, que puede fomentar una representación falsa de uno mismo, no necesariamente correspondiente a la realidad y modificada con respecto a la propia esencia, basada en el principio de que quien es más estéticamente aceptable es más exitoso.

Para quienes experimentan esta situación, esto puede traducirse en una condición de extrema soledad, que lleva al sujeto a dejar de reconocerse por lo que realmente es, acostumbrándose a una imagen modificada de su cuerpo, lo que también puede traducirse en cerrazón y aislamiento.

Antes, quien iba al cirujano plástico llevaba la foto de la estrella del momento: los labios de una estrella, la nariz de una actriz famosa, el óvalo del ídolo propio eran los modelos de referencia. Ahora, sin embargo, cada vez más gente acude al cirujano plástico con su propio selfie "mejorado" con los filtros disponibles en sus teléfonos móviles.

Como explica el cirujano plástico, es importante que el especialista intercepte lo que pueden ser unas expectativas demasiado altas e incoherentes por parte del paciente, para razonar juntos sobre cómo, pero sobre todo sobre si hay que intervenir, ya que la vida real no coincide con la virtual.

Uno de los elementos psicológicos distintivos de la dismorfofobia es una marcada preocupación por el aspecto físico y, en particular, por uno o varios defectos que suelen identificarse en el rostro. Estos defectos pueden ser leves, reales o imaginarios. Normalmente, las preocupaciones pueden referirse a partes de la cara como, por ejemplo, asimetrías, desproporciones, acné, cicatrices, etc.

Esta preocupación puede llegar a ser tan intensa e incapacitante que adopte la forma de una verdadera obsesión difícil de controlar. La omnipresencia de la dismorfofobia es tal que impide al sujeto concentrarse en sus compromisos laborales y escolares, lo que repercute en la calidad de vida y aumenta considerablemente la ansiedad.

Cuando el trastorno dismórfico corporal se vuelve omnipresente e incapacitante, es necesario buscar ayuda y apoyo de profesionales de la salud mental. La terapia para el trastorno dismórfico corporal es una terapia puramente psicológica/psicoterapéutica que se basa en técnicas predominantemente cognitivo-conductuales que pretenden ayudar al sujeto a mejorar el aspecto omnipresente de la obsesión y reducir así su impacto en los aspectos emocionales y ansiosos.

Cuando entramos en el mundo social, incluso más que en el mundo real, es importante poder tener una actitud positiva y "crítica" que nos ayude a elegir modelos de conducta positivos, que promuevan los mensajes adecuados, para ayudar a las personas, especialmente a las que están en edad de desarrollo, a elegir cuidadosamente sus role models.

De este modo, podemos asegurarnos de seguir modelos en las redes sociales que celebren la belleza, la diversidad y la singularidad de las personas reales, sin filtros.

Debemos tener siempre presente que, por muy divertido y entretenido que sea pasar tiempo en las redes sociales, la vida real se vive ineludiblemente fuera de la pantalla. Si nos sentimos abrumados por las redes sociales y sus contenidos, podemos optar por desconectarnos en cualquier momento.