Fibrilación auricular

¿Qué es?

La fibrilación auricular (FA) es una arritmia muy frecuente, ya que afecta al 1-2% de la población, y las probabilidades de desarrollarla aumentan con la edad. En condiciones normales, el corazón se contrae gracias a estructuras celulares especializadas que generan impulsos eléctricos y regulan su distribución en el propio corazón. El impulso eléctrico se origina en el nódulo sinusal auricular, situado en la aurícula derecha, se propaga por las aurículas y llega al nódulo aurículo-ventricular, que es la única vía de comunicación eléctrica entre las aurículas y los ventrículos; de aquí el impulso pasa al haz de His y al sistema de conducción intraventricular. Se habla de fibrilación auricular cuando la activación eléctrica de las aurículas deriva de la circulación continua y caótica del impulso a lo largo de las paredes auriculares: las aurículas ya no se contraen de forma coordinada, sino que tienen una actividad caótica, denominada "fibrilación". 

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas de la fibrilación auricular son muy variables de un paciente a otro, y pueden ser desde muy marcados hasta casi ausentes. Los síntomas más frecuentes, en orden decreciente según el estudio ALFA, son palpitaciones (54,1%), disnea (44,4%), fatiga (14,3%), síncope (10,4%) y dolor torácico (10,1%). Las palpitaciones predominan en la forma paroxística (79%), mientras que la disnea en la crónica y de inicio reciente (46,8% y 58%, respectivamente). Además de sintomática, la fibrilación auricular también puede ser asintomática o silenciosa, representando un hallazgo ocasional en el ECG estándar o en el Holter de ECG dinámico en aproximadamente 20% de los casos.

  • palpitaciones
  • disnea
  • fatiga
  • síncope
  • dolor en el pecho

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la fibrilación auricular en sí es muy sencillo, ya que basta con un trazado electrocardiográfico, en particular el trazado del ECG de 12 derivaciones. El problema es la dificultad para captar la arritmia cuando está presente (por la corta duración o por la ausencia total de los síntomas de referencia). Incluso en el seguimiento, el principal obstáculo es la dificultad de detectar con certeza los episodios de fibrilación auricular.

Para ello se utilizan sistemas de registro electrocardiográfico prolongado denominados Holter ECG dinámico (que pueden durar desde 24 horas hasta varios días, generalmente hasta un máximo de 30 días). También existen pequeños sistemas de registro de larga duración que se insertan por vía subcutánea a través de una pequeña incisión, denominados "grabador de bucle implantable" (implantable loop recorder o ILR). Estos sistemas pueden durar hasta tres años y también se pueden interrogar mediante monitorización remota, es decir, directamente desde el domicilio del paciente, sin necesidad de que éste acceda al hospital. Recientemente, también están disponibles sistemas de grabación de trazados de ECG cortos (generalmente de unos 30 segundos, de un solo canal) basados en la tecnología de los Smartphones, también a través del sistema iWatch, que permiten al paciente grabar de forma independiente un trazado de ECG corto, sobre el que el sistema realiza un primer análisis y propone un primer diagnóstico del ritmo. A continuación, el trazado puede enviarse por correo electrónico para su verificación por el Centro de Análisis: este servicio se denomina Cardiotelephone.

Además de identificar la fibrilación auricular con el electrocardiograma, es necesario un marco diagnóstico completo para demostrar o excluir las patologías cardíacas o endocrinas que causan o facilitan la fibrilación auricular y requieren tratamiento.

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¿Cómo se trata?

El tratamiento de un paciente con fibrilación auricular requiere conocer los aspectos de la presentación de la arritmia (paroxística, persistente, crónica), el primer evento o la recurrencia, sintomática o asintomática, y la situación clínica básica. Sólo después se pueden tomar decisiones sobre si se debe o no intentar restaurar el ritmo sinusal, cómo restaurar el ritmo sinusal y su posterior mantenimiento.

La terapia de la fibrilación auricular se basa esencialmente en estos cuatro aspectos:

Comprobación de las condiciones predisponentes (por ejemplo, hipertensión arterial, trastornos tiroideos, trastornos gástricos, etc.)

Prevención del tromboembolismo arterial, mediante fármacos anticoagulantes

Control del ritmo cardíaco, es decir, el intento de restablecer el ritmo sinusal y prevenir la recurrencia de la FA, especialmente en el caso de la FA paroxística y persistente, esencialmente mediante fármacos antiarrítmicos y ablación transcatéter

Control de la frecuencia cardíaca ("rate control"), es decir, control de la respuesta frecuencial, especialmente en caso de fibrilación auricular permanente, esencialmente mediante fármacos antiarrítmicos, incluidos los betabloqueantes y los digitálicos.

Ante el primer hallazgo de fibrilación auricular, aunque sea asintomática, está indicado el intento de restaurar el ritmo sinusal, siempre que sea compatible con la edad del paciente y la presencia de copatologías. Si la arritmia es de reciente aparición y en ausencia de cardiopatía, la primera opción terapéutica para el restablecimiento del ritmo sinusal son los fármacos antiarrítmicos. En caso de que la arritmia sea de larga duración, o de que exista una cardiopatía, o de que haya inestabilidad hemodinámica, la primera opción terapéutica es la cardioversión eléctrica.

Independientemente de la técnica utilizada para el restablecimiento del ritmo sinusal, debe prestarse gran atención al cumplimiento de los protocolos de prevención del riesgo tromboembólico, en particular evaluando la duración de la arritmia y cualquier cardiopatía subyacente.

Tras el restablecimiento del ritmo sinusal, en muchos casos no es necesaria la profilaxis de la recurrencia (por ejemplo, fibrilación auricular de causa corregible, o primer episodio de corta duración y hemodinámicamente bien tolerado). Si, por el contrario, basándose en el cuadro clínico, se considera adecuada la profilaxis, el primer paso terapéutico suele ser la toma de fármacos antiarrítmicos, según sea necesario o de forma crónica.

En caso de ineficacia o intolerancia a los fármacos, o en caso de recidiva, pueden considerarse procedimientos de ablación con catéter como alternativa a la fibrilación auricular crónica.

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