Electrocardiograma (ECG)

El electrocardiograma permite al cardiólogo detectar:

• La presencia de arritmias cardíacas.
• Una isquemia o un infarto de miocardio, probablemente secundario a un estrechamiento u oclusión completa de las arterias coronarias del corazón.
• La presencia de alteraciones estructurales de las cavidades cardíacas, aurículas y/o ventrículos.
• Las alteraciones estructurales de las cavidades cardíacas incluyen afecciones como la miocardiopatía dilatada, la miocardiopatía hipertrófica, la hipertrofia ventricular izquierda y el agrandamiento del corazón. En tales circunstancias, las paredes de las aurículas y/o los ventrículos pueden engrosarse o estirarse.
• Las secuelas de un infarto anterior.
• La presencia de condiciones cardíacas caracterizadas por la alteración de la conducción eléctrica. Ejemplos de estas condiciones cardíacas son: el síndrome de QT largo y los bloqueos de rama (derecha o izquierda).

Además, el electrocardiograma permite evaluar: 

• El funcionamiento de marcapasos y dispositivos similares (por ejemplo, desfibrilador cardioversor implantable), en individuos que claramente los tienen.
• Los efectos sobre el corazón de aquellos fármacos que pueden alterar, en determinadas circunstancias, la frecuencia o la conducción eléctrica del corazón.

En general, el electrocardiograma no requiere ninguna preparación especial.

No obstante, hay que tener en cuenta que los pacientes sometidos a tratamiento farmacológico o que lleven un marcapasos (o instrumentos similares) deben informar a su cardiólogo de su estado. Se realiza aplicando 10 electrodos (placas metálicas) sobre la piel.