Enfermedad de Crohn

¿Qué es?

Es una enfermedad inflamatoria crónica que puede afectar a cualquier parte del tracto digestivo, pero con mayor frecuencia al segmento final del intestino delgado (íleon) y/o al colon. Las causas son desconocidas hasta la fecha. Sin embargo, parece estar determinada por una combinación de factores, como la predisposición genética, factores ambientales (por ejemplo, humo del cigarrillo, infecciones) y alteraciones de la respuesta inmunitaria.

Las características de esta enfermedad que la distinguen de la rectocolitis ulcerosa son:

  • Posible presencia de "lesiones en salto", es decir, la inflamación puede afectar a determinados segmentos del tracto intestinal, mientras que se preservan los segmentos normales entre las zonas afectadas;
  • La inflamación es transmural, es decir, afecta a todo el espesor de la pared intestinal;
  • No suele afectar el recto

¿Cuáles son los síntomas?

La sintomatología varía en función de la localización de la enfermedad. Los síntomas más comunes son la diarrea crónica, a veces asociada con el sangrado del recto, los calambres abdominales y una mala absorción de los alimentos, con la consiguiente pérdida de peso. Suelen aparecer fiebre (sobre todo por la noche), anemia e índices inflamatorios positivos en las pruebas de laboratorio. Los pacientes también pueden quejarse de síntomas extraintestinales, como dolor en las articulaciones. La enfermedad de Crohn puede provocar con frecuencia complicaciones como el estrechamiento (estenosis) del calibre del intestino delgado con riesgo de obstrucción intestinal y/o la aparición de abscesos y fístulas, especialmente alrededor del ano.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico utiliza métodos radiológicos y endoscópicos. La colonoscopia con visualización del íleon permite evaluar el estado de la mucosa intestinal para obtener la muestra de biopsia necesaria para el diagnóstico histológico.

Otro método endoscópico está representado por la enteroscopia con cápsula de vídeo, un método endoscópico no invasivo útil para diagnosticar lesiones del intestino delgado que no son accesibles con la colonoscopia. Está limitada por la imposibilidad de tomar biopsias y el riesgo de retención en caso de estenosis intestinal.

Entre los exámenes radiológicos utilizados se encuentran:

  • Ecografía de las asas intestinales, que estudia en detalle la pared intestinal de forma no invasiva, buscando la presencia de posibles complicaciones;
  • Enterografía por TC y enterografía por RMN, que permiten localizar la inflamación, valorar cualquier complicación y evaluar la extensión y la actividad de la inflamación;

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

El tratamiento con medicamentos varía en función de la gravedad del estado inflamatorio intestinal, y va desde los fármacos con cortisona hasta los inmunosupresores (azatioprina, mercaptopurina) y, por último, los agentes biológicos. También pueden administrarse fármacos con actividad antibacteriana (antibióticos y/o metronidazol) o sustancias que bloquean las reacciones inmunitarias del organismo. En los casos graves, especialmente en presencia de fístulas digestivas, es necesario suspender la alimentación oral y alimentar al paciente mediante nutrición parenteral.

El tratamiento quirúrgico es necesario cuando se producen complicaciones de la enfermedad, como la obstrucción intestinal secundaria a la estenosis o la presencia de fístulas o abscesos. Sin embargo, la extirpación quirúrgica del tracto intestinal enfermo no cura la enfermedad, que puede reaparecer en los tractos restantes.

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