Qué es el síndrome metabólico y cómo se trata

Qué es el síndrome metabólico y cómo se trata

Fecha de publicación: 19-02-2024

Actualizado en: 19-02-2024

Asunto: Nutrición

Tiempo estimado de lectura: 1 min

El síndrome metabólico es una condición clínica en constante aumento, cuya prevalencia aumenta con la edad, caracterizada por la presencia simultánea de varias enfermedades y/o factores predisponentes, como hipertensión arterial, dislipidemia, hiperglucemia y obesidad abdominal.

El Dr. Riccardo Caccialanza, Coordinador Jefe, y el Dr. Andrea Pontara, Dietista y Médico Internista del Área de Nutrición Clínica del Hospital San Raffaele, explican las causas, los posibles síntomas y el diagnóstico, así como la prevención y el tratamiento del síndrome metabólico.

Cómo diagnosticar

El síndrome metabólico se diagnostica sobre la base de la presencia de al menos tres de los siguientes criterios diagnósticos proporcionados por National Cholesterol Education Program (NCEP) Adult Treatment Panel (ATP) III:

  • perímetro de cintura ≥ 102 cm en los hombres y ≥ 88 cm en las mujeres;
  • glucemia en ayunas ≥ 100;
  • tensión arterial ≥ 130/85, hipertensión;
  • triglicéridos en ayunas ≥ 150 mg/dL, hipertrigliceridemia;
  • colesterol HDL (el llamado colesterol "bueno") < 40 mg/dL para los hombres y < 50 mg/dL para las mujeres.

Incidencia del síndrome metabólico

El diagnóstico del síndrome metabólico, cuya prevalencia aumenta con la edad, no deja de crecer.

Afecta a casi la mitad de la población adulta mayor de 50 años, pero su incidencia en los últimos años también está aumentando entre adolescentes y adultos jóvenes, debido al incremento de la obesidad.

Causas del síndrome metabólico

Las causas de este síndrome se encuentran principalmente en estilos de vida incorrectos, como el sedentarismo y una dieta desequilibrada, pero el paciente puede tener cierta familiaridad con un posible papel de los factores genéticos (por ejemplo, la diabetes), que pueden predisponer a su desarrollo.

Cuanto mayor es el número de afecciones que se padecen, mayor es la probabilidad de desarrollar síndrome metabólico. 

Síntomas y señales de alarma

Las principales señales de alarma incluyen:

  • aumento del índice de masa corporal (IMC ≥ 30);
  • presencia de un perímetro abdominal excesivo. 

Sin embargo, el síndrome metabólico se caracteriza por la ausencia de síntomas específicos; por lo tanto, es de suma importancia prestar atención a los factores de riesgo mencionados anteriormente que pueden predisponer a la aparición de esta afección, tales como: 

  • obesidad abdominal;
  • hipertensión;
  • antecedentes familiares de diabetes;
  • resistencia a la insulina (que implica que determinadas células del organismo, especialmente las musculares y las adiposas, son menos sensibles a la acción de la insulina, la hormona liberada por el páncreas para reducir la glucosa en sangre);
  • hipertrigliceridemia;
  • valores bajos de colesterol HDL. 

Cuáles son los riesgos para el paciente

En general, una persona con síndrome metabólico se asocia a un mayor riesgo de padecer:

  • enfermedades cardiovasculares, como aterosclerosis, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular;
  • enfermedades metabólicas, como diabetes de tipo 2, dislipidemia, esteatosis hepática y esteatohepatitis-cirrosis metabólica;
  • enfermedades oncológicas, como cáncer de mama, cáncer de colon, cáncer de esófago, y otras.

Prevención y tratamiento

En primer lugar, conviene recordar que los pacientes de riesgo deben dirigirse a su médico o a centros especializados, para que puedan ser correctamente abordados y atendidos. Prevenir el síndrome metabólico es en parte posible:

  • manteniendo un peso adecuado;
  • evitando el sobrepeso y la obesidad;
  • adoptando una dieta equilibrada;
  • dejando de fumar;
  • haciendo ejercicios con regularidad.

El tratamiento del síndrome metabólico, por tanto, se basa en la reducción/control del peso corporal mediante: 

  • restricción calórica mediante una dieta equilibrada;
  • aumento del gasto energético mediante una actividad física predominantemente aeróbica. 

De hecho, la actividad física permite un mayor control de la tensión arterial, el azúcar en sangre y los valores de triglicéridos, y aumenta el colesterol "bueno", el HDL.

Para ello, se recomiendan al menos 30 minutos diarios de actividad física aeróbica, como caminar a paso ligero.

También es necesario modificar la dieta del paciente: 

  • rica en verduras, fruta, cereales integrales, proteínas vegetales, carne magra, pescado; y
  • baja en grasas saturadas, carnes rojas, embutidos, sal y azúcares añadidos. 


Si los cambios en las normas dietético-conductuales no bastan para tratar adecuadamente este síndrome, el médico puede recurrir a fármacos específicos para tratar la tensión arterial, la hiperglucemia y la dislipidemia.

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