10 habilidades vitales para el bienestar humano

10 habilidades vitales para el bienestar humano

Fecha de publicación: 03-05-2021

Actualizado en: 14-02-2023

Asunto: Salud mental

Tiempo estimado de lectura: 1 min

Las habilidades vitales son esenciales para tener una visión positiva de la vida. La experta de la guardería La Zucca Felice nos explica cómo enseñarlas a nuestros hijos

¿Qué son las habilidades vitales y por qué hay que fomentarlas en los contextos educativos, en las familias y en las guarderías? ¿Qué habilidades debemos enseñar a nuestros hijos para prepararlos para la vida adulta? Hablamos de ello con Simona Vigoni, pedagoga de la guardería La Zucca Felice.

¿Qué son las habilidades vitales?

Vamos a considerar las habilidades vitales en un concepto más amplio de salud que va mucho más allá de la ausencia de una enfermedad y se entienden como un desarrollo del potencial humano. Las habilidades vitales son aquellas habilidades sociales, emocionales y de relación que nos permiten establecer relaciones, afrontar dificultades y satisfacer necesidades de la vida cotidiana, "tratándonos a nosotros mismos, a los demás y a la comunidad con confianza" (Marmocchi, 2004).

Estamos atravesando un periodo histórico difícil, cada vez más volátil, lleno de incertidumbre sobre nuestro futuro y el de nuestros hijos.

Hoy, más que nunca, la familia y las principales instituciones educativas, en lugar de centrarse en la instrucción, recopilando información sobre enfoques educativos transmisivos y conceptuales, deberían dirigir su atención a promover y apoyar aquellas habilidades que permiten a una persona funcionar en contextos sociales (Informe del Centro Hasting, 1997), realizando propias aspiraciones, satisfaciendo necesidades y haciendo frente a las situaciones del entorno (OMS, 1998).

Quién: 10 habilidades vitales

Hay muchas habilidades vitales y su naturaleza también varía en función del contexto sociocultural. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado las principales que son aplicables a la mayoría de nosotros:

  • toma de decisiones, capacidad de tomar decisiones con conocimiento de causa;
  • resolución de problemas, capacidad de comprender y resolver problemas de forma constructiva;
  • pensamiento creativo, capacidad de encontrar soluciones originales;
  • pensamiento crítico, capacidad de evaluar la situación;
  • comunicación eficaz, capacidad de expresarse;
  • conciencia de sí mismo;
  • compasión, comprensión de las emociones de otra persona, capacidad de ponerse en su lugar;
  • gestión de las emociones, reconocimiento y regulación de las mismas;
  • gestión del estrés, reconocimiento y control de las fuentes de estrés;
  • habilidades interpersonales, capacidad de interactuar constructiva y positivamente con los demás, manteniendo relaciones significativas.

Esta breve pero útil lista contiene habilidades que nos permiten prevenir enfermedades, comportamientos de riesgo y proporcionar bienestar que los profesores y los padres deben tener en cuenta. Se trata de habilidades relacionadas con los ámbitos cognitivo, emocional, social y relacional.

Mandato educativo para adultos

Es importante centrarse en estas habilidades, incorporarlas a los proyectos de prevención y promoverlas en casa y en la escuela para el bienestar de los niños que pronto serán adultos.

El comportamiento correcto de los padres y los profesores consiste en proponer situaciones difíciles para encontrar soluciones independientes que puedan satisfacer la curiosidad de los niños; promover la autonomía y la libertad de elección, ofreciendo oportunidades y espacio para el crecimiento; ser oyentes activos, capaces de respetar el tiempo personal de cada uno; ofrecer apoyo emocional, sin interferir, dando al niño la oportunidad de manifestarse como un miembro útil y emprendedor de la sociedad.

La palabra clave que mejor describe el comportamiento de los adultos es confianza. Expresar su confianza mediante acciones y palabras alentadoras es lo que necesitan los niños porque, para ejercer su capacidad de afrontar los problemas de forma constructiva, los niños necesitan sentirse cerca de un adulto que les dé el derecho legal a intentarlo, que vea el error como una oportunidad, no como un límite.

Los niños son grandes exploradores. Observan, investigan, desmontan y vuelven a montar diversos objetos para entender cómo funcionan, y al hacer todo esto, formulan hipótesis, construyen teorías, buscan soluciones. Sus pulidos procesos de aprendizaje necesitan de adultos que sepan observar, reconocer y escuchar, que no den respuestas rápidas y que apoyen sus actividades ofreciéndoles contextos de juego.

¿Es posible empezar a entrenar habilidades vitales desde una edad temprana?

Podemos y debemos. Desde pequeños, los niños son buscadores incesantes, portadores de un pensamiento divergente que el adulto, capaz de ofrecer protección y seguridad, no puede ni debe apagar.

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