Trasplante de páncreas

¿Qué es?

Dificultad técnica:
very high
Duración media del procedimiento:
3-4 horas
Duración media de la estancia hospitalaria:
alrededor de 10 días

¿Cuándo está indicado este procedimiento?

Las indicaciones para el trasplante de páncreas han sido definidas por la Sociedad Italiana de Diabetes (SID) sobre la base de las indicaciones de la Asociación Americana de Diabetes (ADA), e incluyen:

  • Trasplante de páncreas y riñón aconsejable para pacientes con diabetes tipo 1 e insuficiencia renal crónica en tratamiento de diálisis o en fase predialítica.
  • Trasplante de páncreas aislado es aconsejable, tras excluir las contraindicaciones y comprobar que la función renal está preservada, para personas con diabetes de tipo 1 que tienen antecedentes de complicaciones diabéticas frecuentes y agudas (hipoglucemia, hiperglucemia, cetoacidosis), sensibilidad reducida a la hipoglucemia con un alto riesgo de coma hipoglucémico, problemas clínicos y emocionales con la terapia de insulina, que son tan graves como para ser incapacitantes, y fracaso evidente de la terapia de insulina para prevenir las complicaciones diabéticas agudas. El órgano a trasplantar procede de un donante cadáver y se asigna en función de la compatibilidad del grupo sanguíneo (A,B,O,AB).

¿Cómo se realiza?

El trasplante de páncreas puede ser aislado o asociado al trasplante de riñón. Más raramente, se dice que un trasplante de páncreas sigue a un trasplante de riñón, a menudo cuando este último se ha obtenido de un donante vivo. El trasplante de páncreas se realiza bajo anestesia general.

TÉCNICA QUIRÚRGICA:

Tras la desinfección de la piel y la colocación de una sonda vesical catéter venoso central (CVC), se realiza una laparotomía bajo anestesia general, la exploración de la cavidad peritoneal con la elección de la mejor posición del órgano. Esto depende de las características anatómicas del receptor y del órgano donado. El órgano se coloca en un lugar diferente al natural (trasplante heterotópico). La arteria se anastomosa a la arteria y vena ilíaca derecha (común o externa) con la vena cava ipsilateral o la vena ilíaca. A continuación, se realiza una anastomosis entre el duodeno del donante y el yeyuno del receptor para garantizar que los jugos pancreáticos drenen hacia el intestino.

Durante el procedimiento, el paciente es sometido a una monitorización invasiva y continua de la presión sanguínea que, combinada con la monitorización constante de la presión venosa central, garantiza las mejores condiciones hemodinámicas para la perfusión del órgano trasplantado.

Recuperación

Al despertar, el paciente tendrá un catéter venoso central necesario para la administración de la terapia intravenosa y para la hidratación por goteo. En el quirófano se colocará una sonda vesical, que se retirará lo antes posible, y, si es necesario, uno o varios drenajes abdominales. Durante unos días, el paciente permanecerá conectado a un monitor cardíaco, que ayudará al personal médico y de enfermería a controlar los parámetros vitales. El paciente comenzará a movilizarse y a alimentarse por sí mismo lo antes posible, siempre según las indicaciones de los médicos y las enfermeras. Los consejos de alta deben indicar el control de las pruebas específicas química sanguínea y cultivo de orina (una vez a la semana durante quince días y luego una vez cada 15 días durante 1 mes y luego 1 vez cada mes). Tras el alta, el paciente tiene visitas de seguimiento ambulatorias en la clínica de trasplantes. La frecuencia de las visitas se determina en función de la evolución clínica y de la aparición de posibles complicaciones. Las visitas suelen realizarse en relación con la frecuencia de los controles hematológicos, es decir, dos veces por semana en los primeros 15 días tras el alta, una vez por semana en el mes siguiente y, por último, mensualmente.

Complicaciones a corto plazo

Las complicaciones tempranas afectan al 10-15% de los pacientes.

Complicaciones quirúrgicas: hemorragia con posible formación de un hematoma intraperitoneal; infección; trombosis vascular (5-12% de los casos), dehiscencia de la anastomosis duodeno-yeyunal, complicaciones cardiovasculares o respiratorias (estas últimas son típicas de toda cirugía mayor). La trombosis vascular, que puede diagnosticarse mediante eco-Doppler color o TC con medio de contraste intravenoso, puede ser parcial o completa. Mientras que en la trombosis parcial se impone la terapia anticoagulante, en el segundo caso puede ser necesario extirpar el órgano trasplantado en los días siguientes al trasplante. Por lo tanto, la reintervención se reserva para los casos en los que, dada la complicación, no se puede prever un tratamiento conservador. Otra posible complicación del trasplante de páncreas es la oclusión intestinal, debido a la formación natural de adherencias intraabdominales postoperatorias. Dependiendo del tipo de oclusión, se decide si se realiza un tratamiento conservador (con colocación de una sonda nasogástrica para la detención y soporte nutricional intravenoso) o si es necesaria una reintervención quirúrgica. En el caso del trasplante simultáneo de riñón y páncreas, también reconocemos como complicaciones la hematuria y la fístula urinaria. Otra complicación común a este tipo de trasplante es el linfocele, es decir, la acumulación de líquido linfático en el lugar de la preparación de los vasos. En la mayoría de los casos, esta colección tiende a secarse espontáneamente, mientras que en un número limitado de casos requiere mantener el drenaje quirúrgico durante más tiempo o, incluso más raramente, una cirugía con una técnica mínimamente invasiva para drenarla.

Complicaciones de larga duración

Las complicaciones tardías más comunes están relacionadas con el rechazo y el aumento del riesgo de infección.  La sospecha de rechazo se plantea, como en el caso de la pancreatitis, cuando hay un aumento de la amilasa y la lipasa plasmáticas o en el caso de la hiperglucemia.

Para estudiar el páncreas en esta fase pueden ser necesarios exámenes de rayos X con un medio de contraste (por ejemplo, TAC). El diagnóstico de rechazo se confirma mediante una biopsia del órgano trasplantado bajo control ecográfico. A veces es necesario realizar un procedimiento laparoscópico (un procedimiento quirúrgico que implica pequeñas incisiones para introducir los instrumentos para realizar la biopsia).

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