Trastornos del sueño: ¿qué son y cómo reconocerlos?

Trastornos del sueño: ¿qué son y cómo reconocerlos?

Fecha de publicación: 10-05-2023

Actualizado en: 10-05-2023

Asunto: Salud mental

Tiempo estimado de lectura: 1 min

El sueño representa una función biológica muy importante e indispensable para todos los seres vivos. Investigamos junto con el equipo del Servicio de Psicología Clínica de la Policlínica San Donato la correlación entre el sueño y el cerebro, los aspectos psicológicos de la privación de sueño y los efectos sobre el estado de ánimo que pueden derivarse.

Junto con las doctoras Valentina Fiolo y Silvana Pagliuca y el doctor Enrico G. Bertoldo, descubrimos concretamente qué son los trastornos del sueño, cómo reconocerlos y a qué profesionales sanitarios acudir.

Los beneficios del sueño

Aunque dormirse implica una desactivación general, durante el sueño se producen acontecimientos biológicamente importantes como la recuperación de la energía, tanto física como mental, y el restablecimiento de la fuerza. En la literatura, numerosas teorías han destacado cómo el sueño también está relacionado con el funcionamiento cognitivo (pensemos en los procesos de aprendizaje y la consolidación de la memoria) y el funcionamiento motor. En general, el sueño tiene numerosas funciones:

  • recuperación y descanso entendidos como desactivación general de los estímulos internos y externos continuos;
  • preservación y conservación de la energía disponible
  • función ecológica;
  • función inmunológica;
  • función termorreguladora;
  • integridad neuronal a nivel de sinapsis y redes.

Cuántas horas se recomienda dormir

La distribución de las necesidades de sueño varía en función de la edad. En la edad neonatal, las horas de sueño requeridas oscilan entre 16 y 20 horas diarias, con una distribución del sueño irregular y discontinua a lo largo de 24 horas y determinada principalmente por las necesidades de alimentación de los bebés más pequeños.

A partir del 6º mes de vida, se produce una consolidación gradual del sueño en el periodo nocturno. A los 10 años, el periodo total de sueño es de 9-10 horas, y en la adolescencia se recomiendan unas 7 horas de sueño.

En la edad adulta, debido también a los ritmos del trabajo y de la vida cotidiana, suele observarse una mayor reducción, de modo que se recomiendan unas 6½ horas de sueño. 

Privación de sueño y trastornos relacionados

El sueño, la vigilia y la vigilancia son funciones primarias del encéfalo (cerebro, tronco encefálico y cerebelo): cualquier patología o alteración en el encéfalo puede, por tanto, tener repercusiones y efectos negativos sobre el sueño. El sueño fisiológico está estrechamente relacionado con la plasticidad neuronal: la privación de sueño puede interferir en la actividad del hipocampo y contribuir, aunque sea parcialmente, a la etiología de las fases depresivas.

Incluso a nivel conductual, los estados de estrés laboral y social, asociados a preocupaciones y pensamientos intrusivos, pueden afectar negativamente al sueño interrumpiendo su flujo normal hasta llegar a los casos más agudos de insomnio.

Cuando es persistente y prolongado en el tiempo, el insomnio puede favorecer la aparición de patologías psiquiátricas debido a importantes cambios neurofisiológicos y neuroendocrinos. Constituye, de hecho, uno de los síntomas por excelencia de la mayoría de los trastornos psíquicos y su tratamiento tiene una importancia fundamental tanto en el proceso de prevención como en el de curación y tratamiento.  

A continuación se enumeran algunos de los trastornos que tienen una correlación con el sueño: 

  • Estados de ansiedad y trastornos de la personalidad. La ansiedad generalizada o la ansiedad relacionada con los trastornos por ataques de pánico o, de nuevo, relacionada con los trastornos fóbicos y obsesivo-compulsivos está estrechamente relacionada con el sueño porque el estado de excitación psicológica y fisiológica típico de la ansiedad perturba fuertemente el sueño y, del mismo modo, el sueño perturbado acentúa el estado de ansiedad. El insomnio inducido por la ansiedad se manifiesta predominantemente como dificultad para iniciar el sueño y/o para mantenerlo.
  • Depresión y manía. En los estados depresivos, el sueño se reduce debido a los despertares frecuentes y a los despertares finales tempranos, mientras que, a diferencia de la ansiedad, la fase de conciliación del sueño está menos implicada.
  • Trastornos relacionados con el estrés. Todos los trastornos relacionados con el estrés tienen un impacto importante en el sueño, ya que se mantiene un estado fisiológico de activación que impide al individuo liberar las tensiones cotidianas.  

¿Qué son los trastornos del sueño?

Los trastornos del sueño engloban todas aquellas alteraciones que perjudican tanto la cantidad como la calidad del sueño con importantes repercusiones sobre la salud general y la calidad de vida. La Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (según la American Academy Sleep Medicine, ICSD 3,2014) comprende 6 clases diagnósticas:

  • insomnio;
  • trastornos respiratorios del sueño;
  • hipersomnia de origen central;
  • trastornos del ritmo circadiano;
  • parasomnia;
  • trastornos del movimiento durante el sueño.

Analizamos con los expertos los trastornos del sueño más frecuentes.

Síndrome de apnea obstructiva (SAOS)

El síndrome de apnea obstructiva (SAOS) consiste en interrupciones frecuentes del flujo respiratorio debidas a la obstrucción parcial o total de las vías respiratorias durante el sueño. Este síndrome puede afectar a los sistemas cardiovascular, respiratorio y nervioso. La apnea obstructiva se asocia a veces a hipoxemia arterial y provoca isquemia cardiaca. Los síntomas del SAOS pueden ser:

  • ronquidos habituales y persistentes todas las noches durante al menos 6 meses;
  • pausas en la respiración;
  • despertares con sensación de ahogo;
  • somnolencia diurna.

Las terapias pueden ser conductuales, posturales, ortodóncicas o protésico-ventilatorias (CPAP).

Síndrome de piernas inquietas (RLS)

El síndrome de las piernas inquietas (RLS) es un trastorno neurológico que consiste en la necesidad de mover las piernas durante la noche para aliviar el dolor y las molestias. Puede implicar un alto riesgo cardiovascular y cognitivo. La afección suele ser estacional: aparece en verano y luego tiende a cronificarse. El tratamiento suele ser farmacológico.

Parasomnias

Las parasomnias son una subcategoría de los trastornos del sueño que implican todos aquellos movimientos no deseados que pueden producirse al conciliar el sueño, durante el sueño o al despertar. Las parasomnias se subdividen en:

  • parasomnias relacionadas con NREM (sueño NO REM);
  • parasomnias relacionadas con REM (sueño REM).

Las parasomnias relacionadas con el sueño NO REM (REM = Rapid Eye Movement) pueden consistir en episodios de despertar incompleto, baja reactividad a los estímulos y escaso o nulo recuerdo del episodio. Estos trastornos incluyen:

  • despertares confusionales, con posible taquicardia, taquipnea (respiración rápida), midriasis (pupilas dilatadas) y sudoración;
  • sonambulismo;
  • pavor nacturnus (terrores nocturnos), en los que el sujeto grita en sueños y reacciona poco a los estímulos externos. El episodio dura una media de 30 segundos a tres minutos y, al despertar, los sujetos pueden no recordar el origen del terror.

El sueño REM es una fase del sueño caracterizada por movimientos oculares rápidos, aumento de la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión y la atonía muscular (parálisis muscular funcional). Las parasomnias relacionadas con el sueño REM incluyen:

  • trastorno del comportamiento del sueño REM, caracterizado por movimientos durante la fase REM, en reacción a un sueño, causados por la falta de atonía muscular. Este trastorno es más frecuente en quienes toman determinados antidepresivos y en personas mayores de 50 años;
  • parálisis del sueño, caracterizada por la sensación de atrofia muscular durante el sueño o al despertar. El episodio dura unos minutos. Este trastorno puede provocar profundos estados de ansiedad;
  • trastorno de pesadillas, a menudo un componente del trastorno de estrés postraumático, caracterizado por la experiencia de pesadillas recurrentes y vívidas con temas relacionados con amenazas a la supervivencia.

Síndrome de la fase de sueño retrasada y precoz

El síndrome de la fase de sueño retrasada se caracteriza por un desplazamiento del periodo de sueño hacia las horas de la mañana, con dificultad o imposibilidad de cumplir los compromisos sociales; si éstos se mantienen a la fuerza, el resultado es una disminución de las horas de sueño diarias que provoca somnolencia diurna y una posterior recuperación del sueño durante las vacaciones.

El síndrome de la fase precoz del sueño, que tiende a ser crónico, se caracteriza por un período de sueño más temprano en las horas de la noche y un despertar precoz en las horas de la mañana.

Insomnio

El insomnio es un síntoma descrito por el paciente como una dificultad para conciliar el sueño, mantener el sueño con despertares frecuentes o despertares tempranos definitivos. Es importante destacar que el insomnio se define por la condición de "sueño perturbado" y la consiguiente incapacidad del paciente para reconocer el sueño como reparador. Es el más común de todos los trastornos del sueño; a menudo es un síntoma de afecciones médicas, psiquiátricas y neurológicas subyacentes. Puede ser secundario a otros trastornos del sueño o estar inducido por fármacos.

El insomnio persistente se asocia a adaptaciones del comportamiento, como permanecer despierto en la cama, que influyen negativamente en el desarrollo de las alteraciones del sueño hasta llegar al insomnio crónico, que agrava los ya elevados niveles de estrés diurno y agrava aún más el círculo vicioso.

Por último, es bien sabido que los trastornos del sueño pueden aparecer en las enfermedades cardiovasculares y que afectan principalmente a los pacientes con cardiopatía isquémica, infarto de miocardio o insuficiencia cardíaca congestiva.

Los dolores típicos de la cardiopatía isquémica pueden despertar al paciente y provocar así una disminución de la eficacia del sueño.

Cómo reconocerlos

Los síntomas más frecuentes que señalan la presencia de un trastorno del sueño son: 

  • cansancio y apatía diurnos;
  • falta de aire;
  • dolores de cabeza matutinos;
  • dificultad para concentrarse;
  • despertares bruscos durante la noche. 

Estos efectos pueden confirmarse mediante una prueba instrumental, no invasiva y fácil de aplicar, como la polisomnografía.

A qué profesionales sanitarios acudir si sufre trastornos del sueño

En presencia de un trastorno del sueño, cuando dos o más síntomas se hacen persistentes y comprometen la calidad de vida, tras haber realizado todos los exámenes especializados pertinentes para establecer el marco biológico y fisiológico, se puede recurrir a un psicólogo que, gracias a sus competencias específicas, es capaz de facilitar un marco diagnóstico preciso, indispensable para establecer la presencia o ausencia de un trastorno del sueño, a partir del cual se estructura e indica un curso terapéutico de tratamiento para hacerse cargo y seguir la sintomatología compleja y articulada.

Entre las herramientas utilizadas en el tratamiento de los trastornos del sueño se encuentran las técnicas de relajación validadas y estandarizadas y las técnicas de imaginería.

El tratamiento del insomnio y de los síntomas, en general, puede tener un efecto preventivo y protector respecto a la posible aparición futura de psicopatologías, mientras que en trastornos ya diagnosticados, como es el caso de los trastornos psiquiátricos, puede influir positivamente en el curso de la patología y tener un efecto preventivo sobre posibles recaídas. En algunos casos, como aquellos en los que está presente un trastorno depresivo, también se puede integrar el uso de psicofármacos antidepresivos combinados con fármacos hipnóticos, con una eficacia variable en función de la gravedad de la depresión y del tipo de insomnio.

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