Meteoropatía: ¿cómo se manifiesta y cómo se trata?

El término "meteoropatía" hace referencia al conjunto de ciertos trastornos de naturaleza física y psicológica que se producen en función de las variaciones meteorológicas o de los cambios estacionales del clima.

Desde un punto de vista científico, en 1984, el psiquiatra Norman E. Rosenthal identificó la meteoropatía como Trastorno Afectivo Estacional (TAE), definiéndolo como un trastorno psiquiátrico específicamente relacionado con las variaciones ambientales. Según el psiquiatra, el malestar se debe a la dificultad del organismo para adaptarse a los cambios meteorológicos.

El TAE es un trastorno que se manifiesta con: 

• síntomas afectivos y conductuales;
• intensidad variable;
• periodicidad cíclica. 

"El TAE se caracteriza por un conjunto de síntomas depresivos que se repiten regularmente durante el mismo periodo y, con mayor frecuencia, en invierno. En la forma 'clásica' del trastorno (Winter-SAD), los síntomas clínicos tienen su inicio al principio de la estación otoñal, alcanzan su punto álgido en la estación invernal y se resuelven o mejoran durante la estación estival", explica el Dr. Colombo.

Sin embargo, también existe una forma estival del trastorno: el Summer-SAD. Menos frecuente, afecta a alrededor del 3% de los pacientes, con síntomas que comienzan al principio de la estación primaveral, empeoran durante la estación estival y se resuelven o mejoran durante los meses de invierno". 

Los síntomas más comunes son: 

• alteraciones del humor (depresión, irritabilidad, nerviosismo, etc.);
• somnolencia y necesidad excesiva de dormir;
• tendencia al aislamiento social;
• agotamiento y astenia;
• dificultad para concentrarse;
• aumento del apetito, especialmente de hidratos de carbono;
• dolor de estómago;
• dolores en las articulaciones.

"Además de la influencia meteorológica, las causas del Trastorno Afectivo Estacional también pueden atribuirse a factores biológicos, relacionados con la producción de: 

• serotonina: llamada la 'hormona del bienestar', es un neurotransmisor que se estimula con la luz solar y produce una sensación de placer y bienestar.
• melatonina: es una hormona que actúa como "reloj biológico" ya que se activa durante las horas nocturnas y es el principal regulador del sueño. 

Las personas que sufren trastorno afectivo estacional se ven más afectadas por el cambio de estación, porque tienden a producir cantidades elevadas de serotonina durante el verano, con lo que se privan de sueño y se vuelven más irritables, y a producir cantidades más elevadas de melatonina durante los meses de invierno, con lo que se vuelven más propensas a la somnolencia y al empeoramiento del estado de ánimo", explica la psicóloga. 

El fotoperiodo

"Además, según la llamada 'Hipótesis del fotoperiodo' (es decir, la duración de la luz natural diaria) de Rosenthal, la 'meteoropatía' también estaría causada por un aumento de la susceptibilidad individual en función del acortamiento del periodo de luz diario (que disminuye en la estación invernal)", prosigue la psicóloga.

Por estas razones, es probable que se observe una gran variabilidad en la prevalencia del TAE en distintas zonas geográficas: 

• es mayor en los países de latitudes altas (donde el fotoperiodo es muy reducido en los meses de invierno);
• es menor en los países de baja latitud (donde el fotoperiodo es menos reducido en los meses de invierno). 

¿Un ejemplo? En Estados Unidos, el TAE afecta sólo al 1,4 % de la población en Florida y se eleva al 8,9 % en Alaska.

Algunas personas tienen más riesgo de padecer meteoropatía, en particular:

• las mujeres, especialmente las que ya padecen el síndrome premenstrual, un trastorno que también tiene un patrón cíclico y comparte muchos de los síntomas con el TAE (hiperfagia, hipersomnia, aumento de peso, antojos de carbohidratos, anergia, empeoramiento de los síntomas afectivos en las horas nocturnas)
• las personas mayores;
• los que sufren alteraciones, neurológicas o psicológicas, del humor, del ciclo sueño-vigilia;
• las personas que ya padecen síntomas depresivos y ansiosos o afines (los diversos cambios a los que se ve sometido el organismo exacerban los trastornos preexistentes);
• las personas que llevan un estilo de vida especialmente desordenado, estresante e irregular;
• quienes padecen patologías como reumatismo, cefalea, hipertensión, etc.  

Uno de los tratamientos para el TAE es la fototerapia o terapia de luz: "Como se ha mencionado, los cambios relacionados con el fotoperiodo pueden influir en los ciclos del estado de ánimo. Esto sugiere que la fototerapia puede ser un tratamiento eficaz", señala la Dra. Colombo. Esta terapia, en concreto, utiliza lámparas especiales que pueden emitir rayos ultravioleta (similares a los que se encuentran en la luz solar).

La fototerapia también puede consistir en una exposición natural a la luz solar, pasando más tiempo al aire libre.

"El ejercicio también ha demostrado ser una forma eficaz de terapia, mientras que desde el punto de vista farmacológico, los antidepresivos ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) en particular han demostrado ser eficaces.

También puede ser útil realizar psicoterapia, sobre todo cognitivo-conductual, para ayudar a la persona a identificar y reducir los pensamientos y comportamientos negativos y a aprender nuevas formas saludables de gestionar mejor los síntomas. 

Por último, también hay medidas prácticas que se pueden tomar y mantener durante todo el año, con el fin de reforzar los recursos personales del sujeto y evitar el aislamiento, el estrés y la ansiedad, que, como hemos visto, pueden favorecer la aparición del TAE", sugiere la experta. Entre ellas se destacan:

• técnicas de relajación y meditación;
• aumento del ejercicio físico y de la actividad al aire libre;
• precauciones dietéticas (como limitar los almidones y, sobre todo, los azúcares);
• hacer que el entorno sea más luminoso y soleado;
• planificar un viaje de invierno o de verano, según el tipo de TAE.