Insuficiencia tricuspídea (IT)

¿Qué es?

La insuficiencia tricuspídea (o regurgitación tricuspídea) es una condición patológica en la que la válvula tricuspídea, situada entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho del corazón, no se cierra completamente, permitiendo un reflujo de sangre del ventrículo a la aurícula derecha del corazón durante la fase de contracción del corazón (sístole).

Esto provoca un aumento de las presiones en el distrito venoso que da lugar a disnea, edema declive (hinchazón de los miembros inferiores) y, en casos avanzados, ascitis y derrame pleural. 

Causas y factores de riesgo

La insuficiencia tricuspídea primaria es bastante rara. Es consecuencia de problemas intrínsecos de la válvula, causados por enfermedades congénitas, endocarditis infecciosa, fiebre reumática, traumatismos torácicos, radioterapia torácica, lesiones valvulares por procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasivos. En cambio, la mayoría de los casos encontrados en la edad adulta son insuficiencia tricuspídea secundaria o funcional, es decir, consecuencia de otras patologías valvulares o del músculo cardíaco atribuibles a la insuficiencia cardíaca, al infarto de miocardio, a la hipertensión pulmonar, a la hipertrofia del ventrículo izquierdo, con repercusiones en la circulación pulmonar y en el ventrículo derecho (valvulopatía mitral y aórtica). La insuficiencia tricuspídea puede ser responsable de la insuficiencia cardíaca y la fibrilación auricular.

¿Cuáles son los síntomas?

La insuficiencia de la válvula tricúspide es, en sus primeras etapas, generalmente asintomática. Los síntomas de la insuficiencia tricuspídea grave incluyen fatiga, disnea, hinchazón abdominal, aumento del tamaño del hígado, dificultades digestivas, aparición de edemas en las extremidades inferiores e insuficiencia cardíaca aguda.

  • fatiga
  • disnea
  • hinchazón abdominal
  • agrandamiento del hígado
  • dificultades digestivas
  • edemas en los miembros inferiores    

¿Cómo se diagnostica?

La insuficiencia tricuspídea se diagnostica con un ecocardiograma colordoppler. 

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la insuficiencia tricuspídea depende de la gravedad de la regurgitación, la presencia de síntomas, el empeoramiento del cuadro clínico general y la causa de la enfermedad.

Cuando la insuficiencia es aislada y de grado leve o moderado, la enfermedad puede progresar lentamente y sin causar problemas. Suele diagnosticarse de forma incidental en una ecografía realizada para otras enfermedades. En esta fase, se recomienda seguir un estilo de vida saludable y un seguimiento clínico regular. xxxx

Los pacientes con insuficiencia tricuspídea grave (o regurgitación tricuspídea grave) deben someterse a una intervención quirúrgica en cuanto aparezcan los síntomas a pesar del tratamiento médico, o cuando exista un agrandamiento o disfunción moderada y progresiva del ventrículo derecho.

La cirugía puede ser:

de reparación, en la que se conserva la válvula nativa, y en la que se pueden utilizar diferentes técnicas de reparación de forma individual o combinada para reconstruir la válvula y hacerla continente:

Anuloplastia, en la que se refuerza el anillo de la válvula tricúspide con un anillo protésico, que estrecha y bloquea la futura dilatación del anillo;

Reducción de las dimensiones circunferenciales del propio anillo. Esta técnica está indicada si la insuficiencia tricuspídea es secundaria a la dilatación del anillo.

Reparación o reconstrucción de la válvula, con conservación de la válvula nativa.

Sustitución de la válvula tricúspide por una prótesis biológica si la reparación no es posible o no garantiza un resultado óptimo y duradero. Las prótesis biológicas no requieren un tratamiento anticoagulante y, cuando se utilizan en el corazón derecho, a diferencia del izquierdo, duran más de 10 años.

Siempre que sea posible, es preferible reparar una válvula en lugar de sustituirla, ya que la reparación se asocia a un mejor mantenimiento de la función cardíaca, una mayor supervivencia y un menor riesgo de endocarditis.

En el caso de la insuficiencia tricuspídea, la cirugía mínimamente invasiva también desempeña un papel importante, y se realiza tanto en el tratamiento de la insuficiencia aislada como en combinación con la cirugía de la válvula mitral.  El enfoque mínimamente invasivo ha demostrado mejores resultados clínicos, especialmente en la reducción de la hemorragia postoperatoria, una menor estancia en la UCI y en el hospital en general y, por lo tanto, tiempos de recuperación más rápidos después de la cirugía.

Enfoque percutáneo no quirúrgico:

En los casos de degeneración de una prótesis biológica previamente implantada, si el paciente es de edad avanzada, con otras patologías y/o contraindicaciones a la cirugía clásica y un riesgo operatorio demasiado elevado, la implantación de la prótesis puede realizarse de forma percutánea a través de un catéter, que se hace subir desde la vena femoral hasta el corazón, colocando una nueva prótesis dentro de la existente (Valve-in-Valve). Teniendo en cuenta el riesgo quirúrgico a menudo no despreciable de la cirugía cardíaca tradicional para reparar o sustituir la válvula tricúspide (debido a la frecuente coexistencia de insuficiencia hepática y/o renal), se están estudiando y desarrollando nuevos procedimientos transcatéter para el tratamiento de la valvulopatía tricúspide. 
Sin embargo, todas las opciones posibles y los aspectos relacionados con cada paciente individual se discuten y exploran en profundidad con el cirujano cardíaco antes de proceder a la cirugía.

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