Incontinencia fecal

¿Qué es?

La incontinencia fecal es la emisión involuntaria o inadvertida de gases y heces.

Se trata de una enfermedad física y psicológicamente incapacitante, con un gran impacto social y sanitario, que puede suponer una importante reducción de la calidad de vida. La prevalencia en la población general reportada en los estudios es del 2-3%; sin embargo, estas cifras están seguramente subestimadas, dada la reticencia con la que los pacientes hablan de este trastorno con sus médicos. El trastorno es más frecuente en las mujeres, debido a la mayor laxitud de los músculos pélvicos y abdominales -complicada por posibles problemas durante el parto- y en pacientes de edad avanzada.

La incontinencia fecal se clasifica en: 

  • primaria o idiopática (5% de los casos): en la que no se identifica ninguna causa;
  • secundaria (95% de los casos) a daños obstétricos, cirugía de la región anorrectal, prolapso del recto, traumatismos, diabetes, enfermedades neurológicas, demencia severa. 

De hecho, en las lesiones obstétricas, después de procedimientos quirúrgicos anorrectales o en casos de prolapso rectal, puede producirse una laceración, dislocación o denervación del aparato del esfínter anal, lo que puede dar lugar a la incapacidad de retener las heces en la ampolla rectal.

¿Cuáles son los síntomas?

Los pacientes son incapaces de controlar o retrasar las ganas de defecar. El trastorno puede presentarse en varios niveles de gravedad, desde una modesta fuga de heces hasta una incapacidad total para controlar la defecación. Pueden asociarse hinchazón abdominal, flatulencia, úlceras y picor anal. Otros síntomas secundarios pueden ser las infecciones de la piel, el recto y las vías urinarias, así como el estrés relacionado con el impacto en la vida social. Además, existe una correlación con la incontinencia urinaria (el 20% de las personas que la padecen declaran tener incontinencia fecal); en estos casos, es necesario un enfoque multidisciplinar.

  • Pérdida involuntaria de gases y heces

¿Cómo se diagnostica?

La ecografía endoanal es el estándar de oro para la evaluación anatómica del aparato esfinteriano (distinguiendo esfínter intacto o déficit anatómico).  Además, generalmente se utiliza la manometría anorrectal, una técnica de diagnóstico funcional que puede identificar defectos en la función del esfínter anal y posibles alteraciones de la distensibilidad/sensibilidad de la ampolla rectal. En algunos casos, puede ser útil una RMN pélvica, que puede ampliar la zona de estudio a tejidos más alejados del canal anal. Los métodos neurofisiológicos de segundo nivel están representados por la electromiografía anal y la latencia motora terminal del nervio pudendo (PNTML) y son capaces de estudiar los componentes nerviosos y musculares del suelo pélvico. 

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

En general, los pacientes con síntomas leves responden bien al tratamiento conservador; los fármacos estreñidores y antidiarreicos, como la loperamida, pueden ser suficientes. Se consiguen resultados notables con la rehabilitación pélvico-perineal (biofeedback), que utiliza técnicas para reeducar la musculatura perineal; el número de sesiones es variable, con la necesidad de más tratamientos de refuerzo. Si estas maniobras terapéuticas fracasan, debe considerarse la cirugía, con técnicas de esfinteroplastia o reconstrucción del esfínter anal, o la neuromodulación sacra.

Procedimientos sugeridos

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