Adenoma hepático

¿Qué es?

Se trata de una formación tumoral hepatocelular benigna relativamente rara que se presenta con mayor frecuencia en mujeres en la tercera y cuarta década de la vida. La proporción entre mujeres y hombres es de aproximadamente 10:1. La aparición de adenomas hepáticos se ha asociado al uso de anticonceptivos orales y se ha reducido progresivamente con la introducción en la práctica clínica de píldoras que contienen cantidades moderadas de estrógenos. En los hombres, en cambio, la aparición de adenomas hepáticos se atribuye con mayor frecuencia al uso de esteroides anabólicos.

La lesión suele ser única, pero también se dan casos de localizaciones múltiples y el tamaño es variable (desde 3-4 cm hasta 20 cm).

Entre el 25% y el 50% de los pacientes con adenomas se quejan de dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen o en la región epigástrica, mientras que otro gran porcentaje de pacientes son totalmente asintomáticos y el diagnóstico de los adenomas se produce incidentalmente durante los exámenes radiológicos (ecografía, tomografía computarizada, resonancia magnética) realizados por otros motivos.

Las lesiones con un tamaño llamativo (> 5 cm) tienen un riesgo potencial de rotura y de hemorragia espontánea dentro de la propia lesión (intralesión) o dentro de la cavidad abdominal (intraperitoneal, que da lugar a un hemoperitoneo). La ruptura espontánea se observa con mayor frecuencia en pacientes masculinos que utilizan esteroides anabólicos. Además, junto con el aumento de la exposición a los estrógenos durante el embarazo, los adenomas hepáticos corren el riesgo de sufrir una hemorragia o una ruptura espontánea. Se ha notificado una tasa de complicaciones (rotura o hemorragia) de entre el 25% y el 42%, y la mayoría de estos casos se producen en tumores de más de 5 cm de diámetro. En las pacientes que toman anticonceptivos orales, la interrupción del tratamiento, que siempre se recomienda, permite a veces una reducción del tamaño de la lesión, pero esto no ocurre en todos los casos.
Como se ha descrito anteriormente, los adenomas hepáticos son lesiones benignas, sin embargo, el riesgo de degeneración maligna en hepatocarcinoma varía entre el 5% y el 11% y es más relevante para las lesiones de más de 5 cm de diámetro. Recientemente, la búsqueda de mutaciones genéticas específicas ha permitido identificar con mayor precisión las lesiones con alto riesgo de transformación neoplásica: en particular, la mutación del gen TCF1 raramente está implicada en la atipia citológica o en los cambios malignos, mientras que la mutación de la β-catenina predispone al desarrollo del carcinoma hepatocelular.

¿Cómo se diagnostica?

El aspecto ecográfico de los adenomas hepatocelulares es variable, por lo que la caracterización y el diagnóstico ecográficos suelen ser difíciles (de hecho, la sensibilidad del examen ecográfico por sí solo es del 30 al 70%). En la TC el aspecto más frecuente es el de una lesión hipodensa (más oscura que el hígado circundante), con un modesto realce (aumento del contraste) en la fase arterial. Dependiendo de la presencia de tejido necrótico o de hemorragia intralesional, respectivamente, puede observarse una mayor hipo o hiperdensidad dentro de la lesión focal.

En la resonancia magnética se presentan como lesiones de hipo a hiperintensas en las exploraciones ponderadas en T1, mientras que en T2 son de isointensas a ligeramente hiperintensas. El realce contrastivo (del gadolinio, el agente de contraste más utilizado para la RM) es máximo durante la fase arterial y se desvanece rápidamente en la fase venosa. Una característica peculiar es que la intensidad de la señal disminuye en la fase de supresión de grasa, debido al alto contenido en lípidos del propio adenoma.

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