Vigilancia urológica activa

¿Qué es?

La vigilancia activa implica controles radiológicos serios a lo largo del tiempo y es la estrategia de elección en pacientes que tienen una enfermedad relativamente poco agresiva en comparación con otros problemas generales de salud.

¿Cuándo está indicado este procedimiento?

En caso de riesgo oncológico, se interrumpe la vigilancia y el paciente se vuelve candidato a un tratamiento activo. Si se selecciona correctamente el paciente, no hay riesgo de que empeore el control de la enfermedad en caso de tratamiento activo después de la vigilancia. Por último, es la opción de tratamiento que se asocia con el menor daño posible a la función renal, que no se ve afectada.

¿Cómo se realiza?

La vigilancia activa consiste en un protocolo de exámenes radiológicos que permiten controlar el tumor renal y su posible evolución. Las exploraciones pueden ser la ecografía, la tomografía computarizada del abdomen con medio de contraste y la resonancia magnética. La frecuencia de los exámenes es mayor en el período posterior al diagnóstico (por ejemplo, trimestral o semestral durante los primeros años después del diagnóstico) y aumenta después si la lesión es estable (por ejemplo, anualmente). Cualquier cambio en la evolución de la lesión puede indicar la necesidad de un tratamiento activo.

Recuperación

Complicaciones a corto plazo

Casi nada. Los posibles problemas para el paciente pueden ser la ansiedad o la preocupación relacionadas con el diagnóstico.

Complicaciones de larga duración

Sólo en raras ocasiones, en caso de selección incorrecta de los pacientes, la enfermedad puede progresar sin tratamiento con síntomas copiosos o que empeoran y la aparición de lesiones a distancia

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