El efecto rebote y su asociación con los psicofármacos

El efecto rebote y su asociación con los psicofármacos

Fecha de publicación: 26-04-2023

Actualizado en: 09-06-2023

Asunto: Salud mental

Tiempo estimado de lectura: 1 min

"Efecto rebote": esta es la traducción al español del efecto rebound, un fenómeno que se produce tras la interrupción brusca de un psicofármaco y que conlleva importantes consecuencias negativas, como la reaparición y reagudización del síntoma original.

El profesor Roberto Cavallaro, Director de la Unidad Operativa Compleja de Rehabilitación de Psiquiatría General y de la Unidad de Enfermedades Psicóticas del Hospital IRCCS San Raffaele de Milán y Catedrático de Psiquiatría de la Universidad Vita-Salute San Raffaele, aclara la relación entre el efecto rebote y el uso de psicofármacos.

Qué causa el efecto rebote de los psicofármacos y antidepresivos

El efecto rebote es un efecto bien conocido en el campo de los psicofármacos y está relacionado con el hecho de que las estructuras sobre las que actúan los fármacos se han acostumbrado a funcionar de forma diferente durante el periodo de tratamiento", explica el profesor Cavallaro.

Esta modulación conduce a los efectos curativos deseados, pero las estructuras sobre las que han actuado los fármacos necesitan tiempos variables, en función de las características farmacodinámicas y farmacocinéticas de los principios activos y del individuo, para volver a funcionar de forma fisiológicamente autónoma tras un periodo de apoyo a la actividad cerebral y, sobre todo, deben poder hacerlo de forma gradual, volviendo a su fisiología completa".

El efecto rebote tiene su contrapartida en algunos fármacos al inicio del tratamiento, en particular con los antidepresivos, que suelen iniciarse con dosis bajas y luego se aumentan lentamente. Por ejemplo, para los trastornos de ansiedad y, en particular, el trastorno de pánico, comenzar inmediatamente con la dosis completa conlleva el riesgo de un empeoramiento de los síntomas en lugar de una mejoría.

"El modo de aumento gradual (excepto en situaciones de emergencia limitadas, en las que, sin embargo, los efectos deseados también pueden obtenerse con el uso temporal de fármacos sintomáticos mientras se espera a que se establezca el efecto curativo, que requiere tiempo) debe utilizarse necesariamente para reducir la probabilidad de efectos secundarios o la posibilidad de provocar efectos iniciales de empeoramiento sintomático no deseados y no relacionados con el fármaco en sí, sino con el aumento rápido de la dosis, sobre todo si ya corresponde a la dosis completa", especifica el profesor Cavallaro.

La importancia de la gradualidad

El inicio y la interrupción de la terapia psicotrópica deben seguirse con especial cuidado y ser graduales en el aumento o disminución cuantitativa de la dosis y en la velocidad de la misma, lo que significa en las etapas tempranas y tardías una consulta más frecuente con el médico especialista. Existen recomendaciones detalladas y válidas en psiquiatría especialmente para:

  • antidepresivos;
  • benzodiacepinas (de las que, debido al mecanismo neurofarmacológico específico, no se recomienda un uso prolongado, ni siquiera en los prospectos explicativos, ya que en algunos individuos establece un mecanismo de dependencia con fenómenos de abstinencia, así como un posible rebote de los síntomas);
  • fármacos antipsicóticos y estabilizadores del humor.

Cómo se manifiesta el efecto rebote

Los efectos de rebote pueden ser de los más diversos y están relacionados con la naturaleza de los efectos sobre el cerebro de los fármacos (por ejemplo, los sistemas neurofarmacológicos específicos a los que afectan).

En resumen, y teniendo en cuenta también los criterios de diagnóstico disponibles en la literatura, los efectos secundarios:

  • consisten en un rápido retorno de los síntomas para los que se administró el fármaco a una intensidad mayor;
  • son transitorios, con una duración (en ausencia de medidas como la reanudación del fármaco y su disminución gradual cuando sea posible) de hasta 6 semanas;
  • aparecen en las 36-96 horas siguientes a la interrupción o disminución brusca de la dosis;
  • son reversibles. 

Por supuesto, siempre hay que tener en cuenta que no exista una afección médica concomitante que cause esos síntomas independientemente del fármaco.

Fenómenos de abstinencia

No hay que confundir estos efectos con los de abstinencia, ya que son de una calidad muy diferente y conciernen a ciertas drogas en particular, incluso si hoy en día se tiende a difuminar la frontera de clasificación entre abstinencia y rebote en estos casos", precisa el psiquiatra.

Estos fenómenos de abstinencia tienen como núcleo común un síndrome vegetativo con ansiedad, tensión, temblores, hipertensión, calambres musculares, sudoración y, en los casos más graves, incluso síndromes confusionales con aspectos cognitivos y neurológicos. Esta presentación, que varía de un sujeto a otro y de una sustancia a otra, tiene un núcleo común a todas las abstinencias, desde el alcohol a los opiáceos, pasando por las benzodiacepinas, sobre todo entre los psicofármacos, y diferentes declinaciones según la sustancia.

"También hay casos muy raros de síndromes causados por una abstinencia brusca, como el síndrome serotoninérgico por antidepresivos, con una actividad peculiar sobre la serotonina, y el síndrome neuroléptico maligno causado por la abstinencia de antipsicóticos, que constituyen, en los casos más graves, una urgencia en la que a veces hay que manejar el cuadro clínico con apoyo médico hospitalario por las consecuencias físicas que pueden tener", añade el profesor. 

Cómo evitar el efecto rebote

La única forma de evitar el efecto rebote es no suspender el fármaco de forma brusca o demasiado rápida. El principal tratamiento que suele aplicarse es reinstaurar el fármaco interrumpido.

Si no puede reinstaurarse por otras razones, cada clase o incluso a veces cada molécula de fármaco tiene estrategias de tratamiento específicas. Se trata, sin embargo, de un terreno en el que quienes carezcan de conocimientos especializados no deben ir por libre.

El tratamiento del rebote, así como la toma inicial y la retirada de sustancias psicotrópicas, debe pasar siempre por un especialista', concluye Cavallaro.

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