Restricción del crecimiento fetal

¿Qué es?

La restricción del crecimiento fetal o intrauterino (RCF/IRU) se refiere al feto que no alcanza el potencial de crecimiento in utero esperado debido a factores genéticos o ambientales. Este acontecimiento se produce en aproximadamente el 3-10% de los embarazos, con variaciones debidas a los factores de riesgo asociados. Está causado por diferentes mecanismos relacionados con factores fetales, placentarios y maternos. Los principales factores de riesgo del retraso del crecimiento fetal son: anomalías genéticas, infección fetal, anomalías estructurales, embarazos múltiples, enfermedades placentarias isquémicas, factores genéticos maternos o enfermedades crónicas como trastornos hipertensivos, enfermedades renales, autoinmunidad, malformaciones, etc.), preeclampsia, reproducción médicamente asistida, teratógenos y edad materna extrema. El riesgo de anomalías cromosómicas y de trastornos de un solo gen es bastante raro en las formas aisladas con anatomía normal.

¿Cuáles son los síntomas?

Las pacientes embarazadas con anomalías fetales o de crecimiento no refieren síntomas específicos. Ocasionalmente se informa de una reducción de los movimientos fetales, un aumento de la presión arterial o una reducción de la longitud de la sínfisis fetal. Generalmente, el cuadro clínico se detecta en la ecografía prenatal. Los síntomas fetales y neonatales incluyen oligohidramnios, arterias uterinas anormales, arteria umbilical, estudios Doppler de la arteria cerebral media.

  • Oligohidramnios   
  • Doppler de la arteria uterina anormal   
  • Biometría fetal reducida (por debajo del 10º o 3º centil)    

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de todas las anomalías fetales y trastornos del crecimiento se basa en la evaluación ecográfica fetal. El diagnóstico de la restricción del crecimiento fetal también puede sospecharse erróneamente en caso de tamaño fetal reducido con una datación previa poco fiable (datos inciertos, ausencia de ecografía en el primer trimestre o medición errónea de la longitud de la grupa). En el segundo o tercer trimestre el diagnóstico puede realizarse en la mayoría de los casos con precisión debido a la reducción del peso fetal estimado por debajo del tercer centil o por debajo del décimo centil con un requisito adicional (por ejemplo, índice de pulsatilidad de la arteria uterina por encima del centil 95). Cuando se detecta una anomalía en el crecimiento fetal, se deben realizar estudios Doppler fetales y se establece el momento del parto en función del deterioro del Doppler fetal y de la edad gestacional. La ruta diagnóstica incluye una ecografía detallada, amniocentesis debe ofrecerse en las formas de aparición temprana para excluir condiciones cromosómicas o genéticas asociadas. En casos seleccionados se pueden realizar exploraciones cardíacas fetales, neurosonografías o resonancias magnéticas para describir detalles sutiles de la neuroanatomía.

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

No hay ningún tratamiento prenatal disponible para el retraso del crecimiento fetal. Se han llevado a cabo varios estudios para probar diferentes tratamientos potenciales y todos han resultado inútiles o incluso perjudiciales. El único tratamiento disponible para la RCF es la optimización del momento y el modo de parto con la administración oportuna de esteroides o sulfato de magnesio a la madre para prevenir el síndrome de dificultad respiratoria y promover la neuroprotección en caso de prematuridad.

¿Dónde lo tratamos?

En el Grupo San Donato, puede encontrar :especialistas en afecciones en estos departamentos:

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