Neoplasias de la vejiga

¿Qué es?

El cáncer de vejiga es una neoplasia de las células epiteliales uroteliales que recubren la vejiga. Es la novena neoplasia más frecuente del mundo, con más de 100.000 casos registrados sólo en Europa. Es tres veces más frecuente en los hombres que en las mujeres. En más del 80% de los casos se manifiesta como una enfermedad superficial, mientras que en el resto de los casos comienza como un tumor infiltrante. El riesgo de recurrencia de este tumor es alrededor del 70%. El principal factor de riesgo es el tabaquismo, que es la causa del 50% de los casos de tumores. Otros factores de riesgo son la exposición profesional a sustancias contenidas en pinturas y tintes (aminas aromáticas, anilina, etc.), factores irritativos locales (infecciones recurrentes por bacterias u hongos); quimioterapia sistémica; irradiación pélvica. Las neoplasias vesicales se dividen en superficiales y musculares infiltrantes (cuando se infiltra el músculo detrusor de la vejiga)

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas suelen ser inespecíficos y se solapan con otras enfermedades del tracto urinario. El síntoma de inicio más común es la hematuria, es decir, la presencia de sangre roja brillante en la orina, a veces acompañada de la formación de coágulos. Otros posibles síntomas son el aumento de la frecuencia para orinar, la urgencia, la disuria (ardor al orinar) y el dolor pélvico.

  • Orina roja (hematuria)
  • Aumento de la frecuencia para orinar
  • Urgencia urinaria
  • Ardor o dolor al orinar
  • Dolor pélvico

¿Cómo se diagnostica?

Cuando se presentan estos síntomas, se recomienda visitar a un urólogo que prescribirá las siguientes pruebas:

Examen de orina y cultivo de orina: identifican los signos de inflamación de la vejiga o de una infección bacteriana;

Examen citológico para detectar células cancerosas en 3 muestras de orina diferentes.

Ecografía del aparato urinario: permite una evaluación precisa de todo el aparato urinario; puede detectar una neoplasia de vejiga de incluso unos pocos milímetros, estimando su localización y tamaño;

Uretrocistoscopia con un instrumento flexible: permite la visualización directa de la luz de la vejiga, identificando con precisión el lugar y el tamaño de la neoplasia; también se pueden tomar muestras de biopsia;

TC de abdomen con medio de contraste y poses urográficas: es una exploración fundamental para planificar un correcto abordaje terapéutico. La infusión de un medio de contraste yodado intravenoso permite la visualización completa del sistema excretor desde el riñón hasta la vejiga, proporcionando información sobre la presencia de cualquier dilatación de los riñones y los uréteres en el caso de una neoplasia de la vejiga que obstruya las vías urinarias. También permite estimar grado de infiltración de la neoplasia en el espesor de la pared de la vejiga y evaluar una posible afectación de los ganglios linfáticos pélvicos. 
Resonancia magnética del abdomen: permite una estimación más precisa de la agresividad local de la enfermedad

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

En el caso de la neoplasia de vejiga, el primer paso es definir si se trata de una enfermedad superficial o infiltrante. A continuación, se procede a una resección transuretral endoscópica de la lesión vesical (TURV) realizada en el quirófano bajo anestesia espinal. Posteriormente:

  • Si la enfermedad es superficial, se tratará con múltiples instilaciones intravesicales de inmunoterapia (BCG) o quimioterapia (Mitomycin) a intervalos definidos.
  • Si la enfermedad es infiltrante, está indicada la cistectomía radical, precedida en la mayoría de los casos por una terapia neoadyuvante con fármacos quimioterapéuticos o inmunoterapéuticos. 

Las lesiones muy pequeñas y superficiales pueden tratarse con fotocoagulación láser.

En San Raffaele se están llevando a cabo varios ensayos clínicos innovadores para el tratamiento de las enfermedades de la vejiga, tanto superficiales como infiltrantes.

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