Lesión del ligamento cruzado anterior

¿Qué es?

El ligamento cruzado anterior es uno de los principales ligamentos de la rodilla. Junto con el ligamento cruzado posterior, forma el pivote central de la rodilla, y juntos tienen la función de estabilizar la rodilla durante el movimiento.

La lesión de este ligamento es un hecho relativamente frecuente en la población, sobre todo después de lesiones que distorsionan la rodilla, como las que suelen producirse durante la práctica de deportes como el fútbol o el esquí.

¿QUÉ ES EL LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR?

El ligamento cruzado anterior está formado por 2 haces de tejido muy resistentes de aproximadamente 7-8 mm de diámetro en el centro de la rodilla.

Su función es estabilizar pasivamente la rodilla durante los movimientos de flexión-extensión y de rotación interna y externa, impidiendo que la tibia se deslice hacia delante en relación con el fémur.

Causas y factores de riesgo

El ligamento cruzado anterior sufre una fuerte tensión durante la actividad deportiva y puede romperse como consecuencia de los traumatismos que provocan un esguince de rodilla.

Los deportes en los que estas lesiones son más frecuentes son los deportes de contacto, el fútbol, el esquí, el baloncesto y el voleibol.

La lesión puede ser parcial o completa, dependiendo de la magnitud del traumatismo.

Otras estructuras de la rodilla, como los meniscos, el cartílago articular, los ligamentos colaterales y el ligamento cruzado posterior, también pueden resultar dañados en caso de traumatismo violento.

¿Cuáles son los síntomas?

Cuando el ligamento cruzado anterior se rompe, los primeros síntomas suelen ser una sensación de ruido articular, como un tirón, seguida inmediatamente de un dolor importante en el interior de la rodilla y de impotencia funcional, es decir, la imposibilidad de utilizar la rodilla.

En las primeras horas después de la lesión, la rodilla también tenderá a hincharse considerablemente y será muy dolorosa.

La hinchazón y el dolor suelen desaparecer en unas semanas, durante las cuales es importante respetar el reposo, aplicar hielo localmente y, posiblemente, tomar algunos comprimidos antiinflamatorios. El síntoma que a veces no se manifiesta de forma inmediata y que persiste en el tiempo es la sensación de inestabilidad al cambiar de dirección y al saltar, que no permite retomar las actividades deportivas.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de una lesión del ligamento cruzado anterior se basa esencialmente en el examen clínico realizado por un ortopedista experimentado y en las imágenes de resonancia magnética.

El examen clínico, mediante pruebas estáticas y dinámicas específicas, permite comprobar la estabilidad de la rodilla e identificar las posibles lesiones asociadas.

La resonancia magnética permite estudiar detenidamente las estructuras del interior de la rodilla y reconocer incluso las lesiones parciales del ligamento cruzado anterior y las lesiones asociadas de otras estructuras.

La ecografía y la TC de la rodilla no son exámenes útiles.

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

En los primeros momentos y días tras una lesión de rodilla con esguince, el tratamiento consiste en inmovilizar la rodilla, aplicar hielo local, mantener la extremidad mayormente elevada y utilizar muletas para caminar.

Normalmente, la lesión del ligamento cruzado anterior no impide realizar actividades de la vida diaria, mientras que no se recomiendan los deportes de contacto (como el boxeo y las artes marciales) o las actividades que requieren cambios de dirección frecuentes (como el fútbol, el baloncesto o el voleibol).

En una primera fase, es útil practicar la gimnasia de fortalecimiento de los músculos del muslo y la reeducación propioceptiva de los miembros inferiores.

Para los pacientes con inestabilidad subjetiva, puede estar indicada la reconstrucción quirúrgica del ligamento cruzado anterior para restablecer la estabilidad y evitar más lesiones en otras estructuras de la rodilla. La decisión quirúrgica se toma junto con el paciente, después de una anamnesis completa y un examen objetivo, evaluando con el paciente el grado de inestabilidad, la edad del paciente, el tipo de trabajo realizado y las exigencias deportivas.

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