Inestabilidad rotuliana

¿Qué es?

La rótula es un hueso sesamoideo (es decir, un hueso presente en el interior del tendón) que se sitúa en la parte anterior de la rodilla, se desplaza en la tróclea femoral e interviene en los movimientos de flexión-extensión favoreciendo a la función del músculo cuádriceps que es su principal motor.

Se define como inestable cuando tiende a salirse de su asiento de deslizamiento. La luxación se produce cuando la rótula sale lateralmente de la tróclea femoral. La inestabilidad puede estar presente debido a factores anatómicos congénitos o como resultado de fenómenos traumáticos.

Causas y factores de riesgo

Las causas de la luxación de la rótula desde la tróclea femoral pueden ser congénitas o traumáticas.

Las anomalías congénitas dependen de alteraciones anatómicas de la rodilla que predisponen a la luxación de la rótula. Las más importantes son la posición demasiado alta de la rótula, la displasia de la tróclea femoral que tiene una forma demasiado aplanada, los defectos del eje anatómico como la rodilla en valgo.

La luxación de la rótula también puede producirse como resultado de un traumatismo discursivo en la rodilla o de un traumatismo directo en la región interna que provoque una luxación externa.

Tras el episodio de luxación, puede producirse una situación de inestabilidad recidivante de la rótula, que predispone a nuevas luxaciones.

¿Cuáles son los síntomas?

La inestabilidad es percibida por el paciente como una sensación de debilidad de la rodilla, acompañada de episodios ocasionales de colapso del miembro inferior implicado.

La luxación rotuliana en cambio es un evento agudo caracterizado por la traslación externa de la rótula que puede volver espontáneamente a su asiento, o si permanece en posición externa, puede ser necesaria una maniobra de reducción.

En las horas siguientes la rodilla tiende a hincharse y a ponerse rígida en extensión.

La hinchazón y la impotencia funcional suelen resolverse tras unos días de reposo.

Otras estructuras anatómicas de la rodilla como los meniscos, los ligamentos cruzados y el hueso también pueden estar implicados y presentar lesiones en caso de traumatismo.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de inestabilidad se basa en un examen clínico para identificar los factores anatómicos predisponentes y las posibles lesiones causadas por los episodios de luxación. Una historia clínica precisa con el relato de los episodios de hundimiento y luxación es fundamentalmente importante.

Las radiografías con proyecciones específicas son útiles para observar la conformación de la rótula y la tróclea femoral y su relación.

Para obtener un diagnóstico definitivo, es fundamental la realización de una resonancia magnética que permita un mejor estudio de los ligamentos, del cartílago articular así como que permita observar posibles desprendimientos óseos.

¿Cómo se trata?

Tras el primer episodio de luxación el tratamiento de elección suele ser conservador y se basa en unos días de reposo, aplicación de hielo local, caminar con muletas, uso de una ortesis.

Posteriormente es útil emprender un camino de rehabilitación para recuperar gradualmente la movilidad completa de la rodilla y realizar ejercicios de fortalecimiento y reeducación del músculo cuádriceps.

En los casos de luxaciones repetidas, puede ser necesario un tratamiento quirúrgico para restablecer la estabilidad de la articulación patelofemoral. Es posible reconstruir quirúrgicamente el ligamento patelofemoral medial, que se lesiona con frecuencia.

Puede ser necesario trasladar la rótula para mejorar el movimiento realizando una transposición de la tuberosidad tibial anterior en la que se inserta el ligamento rotuliano.

Procedimientos sugeridos

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