Colitis ulcerosa (CU)

¿Qué es?

La rectocolitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria crónica del intestino que afecta principalmente a jóvenes de entre 20 y 30 años. Aunque las causas de la rectocolitis ulcerosa aún no se han definido, se sabe que en su etiopatogenia pueden intervenir varios factores ambientales, familiares y genéticos. Lo que subyace a la enfermedad es una activación excesiva del sistema inmunitario que provoca daños en el recto y puede progresar hasta afectar a todo el colon.

¿Cuáles son los síntomas?

Los principales síntomas de la rectocolitis ulcerosa son la diarrea y la presencia de sangre o mucosidad en las heces. A veces también se produce fiebre, dolor abdominal, pérdida de peso y anemia. En los casos más graves, si la enfermedad no se reconoce y se trata a tiempo, pueden producirse complicaciones graves como colitis fulminante con dilatación anormal del colon, hasta la perforación intestinal. Además de los síntomas intestinales, también pueden presentarse manifestaciones extraintestinales como dolores articulares, síntomas oculares o dermatológicos.

  • Diarrea
  • Sangre en las heces
  • Fiebre
  • Dolor abdominal
  • Incontinencia fecal

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la rectocolitis ulcerosa se realiza sobre la base de muchos factores que incluyen síntomas compatibles con la enfermedad intestinal, análisis de sangre y heces indicativos de inflamación (elevación de la proteína C reactiva y de la calprotectina fecal), exámenes radiológicos como la tomografía computarizada para excluir posibles complicaciones y la colonoscopia que permite visualizar cualquier lesión de la mucosa del recto y del colon y tomar biopsias de fragmentos de la mucosa para analizarlos.

Exámenes sugeridos

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la rectocolitis ulcerosa depende de la gravedad de la enfermedad. De hecho, en las formas más leves basta con tomar mesalazina, un fármaco antiinflamatorio, por vía oral o rectal. Sin embargo, en las formas más graves, es necesario administrar fármacos específicos que reduzcan la hiperactividad del sistema inmunitario (corticosteroides, inmunosupresores, fármacos biológicos o pequeñas moléculas) por vía oral, subcutánea o intravenosa. Dado que se trata de una enfermedad crónica, la terapia debe tomarse a largo plazo para mantener los efectos terapéuticos en el tiempo. En las formas más críticas, puede ser necesaria la hospitalización y, en raros casos, incluso la cirugía para extirpar el colon y el recto. La rectocolitis ulcerosa se asocia a un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon, por lo que es necesario realizar controles endoscópicos periódicos.

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