Angioplastia renal

¿Qué es?

La angioplastia renal es un procedimiento que consiste en la cateterización endovascular selectiva de la arteria renal estenótica y el “balonamiento” de la lesión con la posible colocación de un stent para mejorar la perfusión del parénquima renal.

Dificultad técnica:
Media
Duración media del procedimiento:
30 minutos
Duración media de la estancia hospitalaria:
2-3 días

¿Cuándo está indicado este procedimiento?

El estrechamiento de las arterias que llevan la sangre a los riñones puede causar:

  • Hipertensión renovascular (elevación de la presión arterial que no puede controlarse con medicamentos);
  • Insuficiencia renal progresiva (elevación de la azotemia y la creatininemia);
  • insuficiencia renal aguda por embolización de la placa ateromatosa en el parénquima renal (disfunción orgánica aguda asociada a la elevación de la creatinina y la azotemia)

¿Cómo se realiza?

La estenosis renal se trata con angioplastia y, si se determina que hay aterosclerosis, con la implantación de un stent.

Estos procedimientos se realizan bajo anestesia local, mediante un acceso percutáneo (punción arterial sin acceso quirúrgico) a nivel de la arteria femoral o radial.

Recuperación

La estancia hospitalaria postoperatoria, en ausencia de complicaciones, es corta y el periodo de observación posprocedimiento es útil para controlar la orina durante 24 horas y las pruebas hematoquímicas como índice de la función renal (creatinina, electrolitos y azotemia). El control ecocolordoppler de los accesos percutáneos se realiza después de unas 12 h. Si el procedimiento se ha realizado a través de un acceso quirúrgico, se evalúa la calidad y cantidad del material recogido en el drenaje colocado en el acceso quirúrgico y se indica su retirada, tras lo cual el paciente es dado de alta, si no se presentan ningunas complicaciones.

Complicaciones a corto plazo

Oclusión completa de la arteria renal intra o periprocedimental debido a una trombosis o disección que provoca una isquemia aguda del parénquima renal. Esta situación puede conducir a una insuficiencia renal aguda o a un empeoramiento de la insuficiencia renal preexistente, a veces de tal gravedad que se requiere un tratamiento de diálisis, incluso definitivo. Embolización del parénquima renal por los fragmentos de la placa, lo que provoca isquemia renal y pérdida de la función del órgano, de nuevo una posible causa de insuficiencia renal terminal y, por tanto, de diálisis.

Ruptura de la arteria que provoca una hemorragia y la necesidad de conversión quirúrgica del procedimiento endovascular.

Reacciones adversas al medio de contraste con posibles reacciones alérgicas graves hasta el shock anafiláctico o la toxicidad, que también pueden llevar a la aparición o empeoramiento de la insuficiencia renal con posibles problemas de recuperación.

Complicaciones de larga duración

Reaparición de la enfermedad incluso después de algún tiempo (hiperplasia intimal, aterosclerosis) que requiere un nuevo tratamiento endovascular o quirúrgico

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