Cirugía de espondilolistesis

¿Qué es?

Es muy importante una evaluación cuidadosa de los síntomas del paciente y del tipo y grado de espondilolistesis para determinar la técnica y el procedimiento que se debe utilizar en cada caso individual. Las técnicas de fusión intersomática (con jaula) se asocian con mayores tasas de fusión que la fusión postero-lateral sola (tornillos y barras) en pacientes con espondilolistesis degenerativa que demuestran inestabilidad preoperatoria.  

¿Cuándo está indicado este procedimiento?

La cirugía se recomienda en casos de dolor crónico resistente al tratamiento conservador y que provoca una marcada reducción de la calidad de vida. El objetivo de la intervención será actuar sobre la causa del dolor, que es tanto de origen mecánico como de compresión nerviosa. Los objetivos que se pretenden alcanzar en este tipo de intervención son:

  • reducir el deslizamiento vertebral (cuando está indicado) y estabilizar la vértebra deslizada (fusión ósea)
  • descomprimir (directa o indirectamente) los elementos nerviosos

¿Cómo se realiza?

La operación se realiza bajo anestesia general. El abordaje posterior estándar implica la fijación de las vértebras implicadas mediante una instrumentación especial consistente en tornillos pediculares, jaula intracorporal y barras con la aplicación de un injerto óseo, con el fin de permitir una fusión permanente entre las vértebras de la zona seleccionada que ha sido previamente crucificada.

Muy frecuentemente es necesario asociar una descompresión directa de las raíces nerviosas.

Los abordajes retroperitoneales anteriores (ALIF) o laterales (LLIF) en combinación con la artrodesis posterior son técnicas alternativas mínimamente invasivas que permiten una corrección óptima de la lisis, una menor pérdida de sangre y una recuperación funcional temprana.

Recuperación

Para una operación de artrodesis de uno o dos niveles vertebrales, se espera una estancia media de 4 horas, dependiendo del estado general del paciente. En casa, el paciente tendrá que llevar un corsé semirrígido para la espalda (tela y férulas) cuando la columna esté cargada. Deben evitar la flexión, la extensión y la rotación del tronco. No deben transportar cargas ni realizar esfuerzos que supongan una carga para la columna vertebral. El tratamiento de las heridas suele ser sencillo y también puede realizarse en el domicilio del paciente.  El primer examen ambulatorio es a los 10 días del alta, momento en el que se retiran los puntos, se aplica el vendaje, se comprueba el tratamiento médico y, si es necesario, se modifica, y se aconseja la continuación del curso postoperatorio.

Normalmente se programa una segunda revisión aproximadamente un mes después con una radiografía de seguimiento.

En esta ocasión, si las condiciones clínicas y radiográficas del paciente lo permiten, se puede retirar la ortesis e iniciar el programa de rehabilitación.

Las revisiones clínicas y radiográficas ambulatorias posteriores se programan a 1 año, 2 años, 5 años y 10 años.

Las revisiones ambulatorias se programan en función de la necesidad.

Complicaciones a corto plazo

Los posibles riesgos y efectos indeseables asociados a la cirugía en general son: hemorragias, reacciones alérgicas, infecciones, trombosis venosa profunda (obstrucción de una vena), embolia, irregularidad de la piel alrededor de la zona operada.

Cabe esperar que el estado clínico inmediatamente posterior al tratamiento previsto se caracterice por ciertas secuelas, en particular: persistencia de los síntomas álgicos, hiperpirexia.

Los riesgos y complicaciones previsibles propios de la operación propuesta, a corto y largo plazo, son: lesiones neurológicas (de las raíces nerviosas, de la duramadre), lesiones vasculares y pleurales, formación de hematomas.  

Complicaciones de larga duración

Entre las complicaciones a medio y largo plazo está la posibilidad de que no se consolide el injerto óseo y, dado que se utiliza una instrumentación, puede producirse una fractura o aflojamiento del implante, lo que puede hacer necesaria una segunda operación para su retirada parcial o total.

Los factores que en este caso hacen más compleja la cirugía y, por tanto, aumentan los riesgos son: edad avanzada, alto grado de deslizamiento, presencia de anomalías anatómicas, asociación de otras condiciones mórbidas adquiridas o congénitas, cirugía previa en el nivel afectado, presencia de tejido cicatricial, obesidad, tabaquismo, toma de terapia antiplaquetaria o anticoagulante.

¿Está interesado en recibir tratamiento?

Póngase en contacto con nosotros y le atenderemos.