Psoriasis: qué es y cómo se trata

La psoriasis se caracteriza por la aparición de manchas rojas, coronadas por costras escamosas, que se localizan en varias partes del cuerpo, más comúnmente, en:

• cuero cabelludo;
• codos;
• rodillas;
• palmas de las manos;
• uñas;
• espalda baja y surco interglúteo.

Alrededor del 50% de los pacientes desarrollan los primeros brotes de la enfermedad antes de los 20 años.

Psoriasis es una enfermedad que es:

• de transmisión genética: aproximadamente 1/3 de los pacientes tienen un pariente cercano que la padece;
• multifactorial: está muy influenciada por las condiciones ambientales y el estado psicoemocional.

El Dr. Mercuri explica: "La causa principal de las lesiones de la psoriasis está relacionada con la actividad del sistema inmunitario, que provoca una sobreproducción de células cutáneas y hace que la piel se engrose y desarrolle manchas y placas".

La psoriasis puede comenzar de forma leve, incluso partiendo de una pequeña mancha en una uña, y permanecer así, o bien, manifestarse inmediatamente de forma grave afectando a grandes áreas de la piel.

El curso no es regular y, aunque en ciertos periodos parece casi desaparecer, rebrota junto con periodos de mucho estrés y luego mejora en la época de verano, al pasar tiempo junto al mar y bajo el sol.

El proceso terapéutico es evaluado por un dermatólogo en función de los síntomas del paciente, la localización y la distribución de las manchas y el tratamiento se distingue según su gravedad.

Tratamiento de las formas leves

Las formas más leves de psoriasis suelen tratarse localmente con cremas emolientes y antiinflamatorias o, para el tratamiento de zonas localizadas, con láser excimer, que actúa mediante la emisión de rayos UVB y es rápido, indoloro y capaz de provocar una regresión de las lesiones tras unas pocas sesiones.

Tratamiento de las formas más graves con nuevos fármacos

Para las formas más graves, que suponen alrededor del 10% de los casos, existen ahora terapias muy innovadoras como los fármacos biológicos o de diana.

"Los fármacos biológicos representan una gran novedad terapéutica en el frente de la psoriasis. Una vez inyectados, llegan selectivamente a las células inflamatorias de la piel y bloquean los mecanismos subyacentes a la enfermedad. Pueden administrarse semanal o mensualmente, según el estado del paciente", explica el Dr. Mercuri.

Los medicamentos biológicos para la psoriasis son dispensados por el Servicio Nacional de Salud en los hospitales que pueden suministrarlos en los Centros Psocare. Actúan rápida y específicamente sobre los parches, aportando los primeros beneficios tras una sola sesión.

"No tienen efectos secundarios y mejoran significativamente las condiciones de los pacientes que sufren formas severas e incómodas", concluye el especialista.

La psoriasis no sólo afecta a la piel, sino que, en sus formas más extremas, también puede afectar a las articulaciones y dar lugar a la artritis psoriásica, una complicación que se caracteriza por la rigidez e hinchazón de las articulaciones, acompañada de un intenso dolor, sensación de calor y enrojecimiento.

"Para evitar complicaciones, es muy importante no descuidar los síntomas, incluso en presencia sólo del engrosamiento de una uña, ponerse en contacto con un dermatólogo para un diagnóstico oportuno y proceder a una terapia específica", concluye el Dr. Mercurio.