La administración continua o intermitente de antibióticos no reduce el crecimiento de nuevas bacterias resistentes

La administración continua o intermitente de antibióticos no reduce el crecimiento de nuevas bacterias resistentes

Fecha de publicación: 25-08-2023

Actualizado en: 25-08-2023

Asunto: Investigación

Tiempo estimado de lectura: 1 min

Un estudio multicéntrico internacional coordinado por el Hospital IRCCS San Raffaele ha demostrado cómo la administración continua o intermitente de meropenem, un antibiótico utilizado para la mayoría de las infecciones por gramnegativos, perteneciente al grupo de los betalactámicos e incluido en la lista de medicamentos esenciales de la OMS, no afecta al pronóstico de los pacientes y arroja nueva luz sobre las políticas sanitarias que deben adoptarse para orientar los recursos humanos y económicos hacia otras intervenciones específicas de mayor eficacia.

La investigación, que acaba de publicarse en la prestigiosa revista JAMA y cuenta con el apoyo de la Agenzia Italiana del Farmaco - AIFA, ha sido coordinada por los profesores Alberto Zangrillo, Giovanni Landoni y Giacomo Monti, del Centro de Investigación en Anestesia y Cuidados Intensivos del Hospital IRCCS San Raffaele y la Universidad Vita-Salute San Raffaele, y en ella han participado 26 hospitales de 4 países distintos (Italia, Rusia, Kazajstán y Croacia), con un total de 607 pacientes, lo que constituye la mayor población de personas incluida en un proyecto de investigación sobre este tema específico.

El estudio publicado en JAMA

Para esta categoría de antibióticos, los betalactámicos, la forma de administrarlos, así como la dosis y la selección de la molécula concreta, son elementos clave para determinar la eficacia de la terapia y el riesgo de nuevas infecciones o sobreinfecciones.

Gracias a los resultados de estudios científicos previos y a consideraciones farmacológicas, siempre se ha barajado la hipótesis de que la administración "continua" de estos fármacos mediante infusión intravenosa continua, frente a la clásica administración "intermitente", también intravenosa, ofrecía una ventaja en términos de mejor supervivencia a la infección y menor riesgo de aparición de bacterias multirresistentes a diversos antibióticos. Sin embargo, esta hipótesis nunca se había confirmado, ni refutado, en un estudio científico de gran envergadura.

Por estas razones, el grupo de trabajo coordinado por los profesores Zangrillo, Landoni y Monti, en un proyecto iniciado hace más de 10 años, desarrolló un protocolo de investigación experimental capaz de responder eficazmente a esta pregunta: ¿cuál es la mejor forma de utilizar el meropenem en las infecciones más graves, las que afectan a los pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos?

En el estudio, que se realizó a ciegas, se consideraron 607 pacientes que padecían una forma particular de infección grave (respiratoria, gastrointestinal o urinaria) hasta el punto de desembocar en una sepsis, una reacción particular del organismo ante la infección que puede causar la muerte en 1 de cada 3 pacientes. Además, la propia peculiaridad de la infección que padecían les exponía a un alto riesgo de desarrollar una nueva infección aún más grave, potencialmente sostenida por bacterias con perfiles de resistencia aún peores, debido también al propio tratamiento antibiótico.

A la mitad de estos pacientes se les administró meropenem en infusión intravenosa continua y a la otra mitad en infusión intravenosa intermitente. El tratamiento administrado con meropenem fue cuantitativamente idéntico en los 2 grupos, en cuanto a la cantidad total de fármaco administrada.

A continuación, los pacientes que participaron en el estudio fueron sometidos a un seguimiento durante los 90 días siguientes para comprobar si el tratamiento recibido era capaz de modificar la evolución de la enfermedad. En concreto, el objetivo principal del proyecto era medir el número de pacientes que morirían o contraerían una nueva infección más difícil de tratar con antibióticos durante el periodo de observación.

Las infecciones que se desarrollaron durante el periodo de observación estaban causadas principalmente por un tipo concreto de bacterias, denominadas gramnegativas, que son las que con más frecuencia están implicadas en las infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos, especialmente en Europa e Italia. Entre ellas se encontraban Klebsiella, Pseudomonas y Acinetobacter, los géneros más frecuentemente identificados y considerados por la OMS como los que presentan mayor riesgo de desarrollar farmacorresistencia.

Resultados

El resultado del estudio fue neutro. En ambos casos, tanto la administración intermitente como la continua produjeron el mismo resultado: la mortalidad a los 90 días fue idéntica en los dos grupos, del 42%. "Con este estudio, hemos demostrado que el modo de administración de los antibióticos no altera significativamente la mortalidad ni la aparición de nuevas infecciones aún más difíciles de tratar", explica Giacomo Monti.

“Durante el estudio no se observaron efectos secundarios relacionados con la infusión del fármaco en ninguno de los dos modos, lo que constituye un importante indicador de seguridad para ambos sistemas de administración”, añade Alberto Zangrillo.

Por último, la investigación demostró que no existen nichos particulares de pacientes que puedan beneficiarse de un modo de administración en lugar del otro. 

“Los resultados de la investigación", prosigue Giovanni Landoni, "desvían por tanto la atención hacia otros aspectos que deben tenerse en cuenta en el manejo del paciente con infecciones bacterianas graves en cuidados intensivos, evaluando si los recursos humanos y económicos pueden destinarse a otras intervenciones específicas que podrían ser más eficaces”.

El estudio de las dosis, que pueden tener que aumentarse en las primeras horas, la duración de la administración, que podría reducirse en casos seleccionados, y la combinación con otros antibióticos son algunas de las especificidades importantes que deben tenerse en cuenta.

Pero eso no es todo: la prevención de las propias infecciones, con una reducción del uso de antibióticos en la población general, también pasa por la higiene de las manos del personal sanitario. 

El profesor Zangrillo concluye: "Esperamos que el desarrollo de nuevas tecnologías pueda ayudar a optimizar el diagnóstico de las infecciones, anticipándonos a ellas y haciéndolo más preciso, y que, gracias al uso de fármacos y técnicas adyuvantes, podamos mejorar la capacidad de reacción del sistema inmunitario de los pacientes frente a la infección, sin amplificar la respuesta inflamatoria".

El estudio ha sido posible gracias al apoyo de la AIFA.

Resistencia a los antibióticos

La resistencia a los antibióticos, es decir, la capacidad de las bacterias de volverse insensibles a la acción de los medicamentos que pueden matarlas, representa una emergencia sanitaria de extraordinaria importancia. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el fenómeno de la resistencia a los antibióticos representa una de las mayores amenazas para la salud mundial. Se calcula que en Estados Unidos estas bacterias causaron más de 2,8 millones de infecciones en 2019 y contribuyeron a la muerte de casi 36.000 personas. 

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